El Heraldo
Josefina Villarreal
Sociedad

40 años de folclor convertidos en un Cumbión de Oro

Este año, una de las cumbiambas más icónicas de la ciudad celebra cuatro décadas de participar activamente en la fiesta. EL HERALDO dialogó con algunos de sus pilares.

El ritmo madre de Colombia se respira con efervescencia en las entrañas del sector de Siete bocas, ubicado en el barrio Recreo, de Barranquilla. Y es que allí nació una de las  cumbiambas más icónicas de la ciudad: Cumbión de Oro.

Un 13 de junio de 1983, en la sala de la vivienda de su director, Gabriel Marriaga, se gestó el proyecto que hoy suma cuatro décadas participando activamente en el evento folclórico más grande del país.

Cada sábado y domingo de Carnaval, las miles de personas que se dan cita en la Vía 40 son testigos de una agrupación que ha brillado 40 años bajo el inclemente sol que ilumina el lugar durante el transcurso del desfile.

 

Cortesía

En ese entonces, en el Carnaval de Barranquilla existía un total de 80 grupos a los que decidió sumarse lo que en sus inicios denominaron ‘Gran candela’ y hasta 1989 decidieron nombrarlo Cumbión de Oro.

35 parejas integraban la cumbiamba, que con sudor y talento se fue consolidando como una de las más queridas y aclamadas en la ciudad. Es así como en 1991 obtienen su primer Congo de Oro, la máxima distinción folclórica y musical del Carnaval de Barranquilla.

Actualmente, 28 galardones de este tipo reposan en uno de los rincones de la vivienda de Marriaga, reconocimientos que para él son una respuesta a la entrega y disciplina.

“Siempre tratamos de hacer un buen trabajo con mucha disciplina. A pesar de que es un goce, hacemos lo posible para que sea un goce organizado”, dijo el director del Cumbión de Oro, Gabriel Marriaga.

Josefina Villarreal
Las bases de una familia

Un grupo sólido, que no solo se mueve al son de flauta de millo, la gaita, tambores y maracas, sino a aquello que conduce a las acciones propias de una familia.

Así lo viven hoy las 57 parejas que conforman esta cumbiamba  y de las que Marriaga solo solicita un requisito: la pasión.

El monumento de la Cumbia que fue inaugurado en marzo de 2017 en el sector de Siete Bocas ubicado en el barrio Recreo se ha convertido en el corazón de la agrupación. Allí se ha congregado una multiplicidad de personas para izar la bandera que cada año se ondea como significado a la fiesta.

Sus vecinos son fieles admiradores y agradecidos de ser la cuna del Cumbión de Oro y a su vez arropar el ritmo que el año pasado fue declarado patrimonio cultural de la nación.

Una familia perdura y es así como dos personas han estado desde su inicio siguiendo los pasos y sosteniendo la vela que en ellas no se ha derretido. Este es el fiel reflejo de Cira Pantoja, esposa de Marriaga, quien se dejó enamorar de cada uno de los pilares de este proyecto.

“A mí me fascina, soy muy entusiasta, yo no me canso. Cuando oigo un tambor se me eriza la piel bastante. Uno ni siente el sol de tanto que le apasiona”.

Marriaga también hacía parte de las numerosas parejas de la cumbiamba; sin embargo, hace 15 años decidió retirarse para concentrar su foco a una sola misión: dirigir.

En su mirada se refleja el anhelo que tiene de ser testigo de las Bodas de Oro bajo la dirección de sus hijos, los herederos de una pasión que se transmite. Ellos, quienes también han crecido con pañoletas amarillas, sombrero ‘vueltiao’ y camisas blancas, podrán seguir sosteniendo la luz que año tras año ilumina el Cumbiódromo.

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Los dotes de una conquista

Un baile fino, elegante, con cadencia, de los únicos en los que no existe contacto físico con la pareja y la conexión predominante  reposa con la mirada.

Con esa misma elegancia Zhambick Teherán intentó conquistar a Sthephanny Bossio, quien desde 14 años integra la cumbiamba. Ellos representan solo una de las 16 parejas que se han gestado en este grupo.

Una pedida de mano que se realizó en La Gran Parada de 2020 reflejó la consigna de amor que existe en este Cumbión.

“Es un grupo que uno lo ve como una segunda familia y sin querer enamorarme conocí a mi actual pareja. Él toca y yo bailo, somos un gran complemento”.

Y es que representa el enamoramiento puro, el plan de conquistar a una dama que se mantiene erguida todo el tiempo, mientras el caballero corteja y respeta, la persigue en busca del objetivo a través de unas sonrisas que, aparte de la vela, nunca dejan de iluminar el escenario que se elige para que los danzantes se congreguen en torno a la cumbia y demuestren a los presentes la multiplicidad de expresiones que son capaces de evocar con un baile.

Esta manifestación cultural es símbolo de esta cumbiamba, aquella que se enmarca con la más bella armonía de unas polleras que se agitan cuando la flauta de millo, el tambor, las maracas y las gaitas suenan al unísono para cautivar el oído de sus oyentes, esos que sin distintivo de nacionalidad se reúnen para vivir una experiencia única.

Sus integrantes están listos para seguir entonando con fuerza ¡Así baila el Cumbión! unos cuatro décadas más.

Recibió la medalla ‘Alberto Pumarejo’

El pasado 16 de enero recibieron la medalla Alberto Pumarejo, máxima distinción entregada por el despacho del Alcalde Distrital, en el marco de la celebración de los 40 años del Cumbión de Oro. Gabriel Marriaga, director del grupo folclórico,  agradeció el reconocimiento, y lo dedicó a todos los que con su vida y amor a la fiesta le han dado vida a su agrupación.

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