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El Desafío Siglo XXI ya está al aire y cada noche mantiene a los televidentes pegados a la pantalla con pruebas físicas intensas, giros inesperados y, por supuesto, la convivencia que no da tregua.

Pero más allá de lo que se ve en cámara, hay una labor silenciosa que cumplen sus presentadoras, Andrea Serna y María Fernanda Aristizábal, quienes no solo acompañan cada etapa del programa, sino que también se convierten en observadoras privilegiadas de todo lo que sucede, tanto en las pistas como en el interior de las casas.

En conversación con EL HERALDO, ambas compartieron detalles inéditos de lo que viven desde su rol como presentadoras. Andrea, con su ya conocida experiencia al frente del Desafío, habló sobre la sensación que le produce ver las pruebas antes de que los participantes las enfrenten. “Me pasa mucho que llego y como que camino la prueba antes de que ellos lleguen al set, y digo, wow, esto va a estar muy difícil de llevar a cabo, o sea, me pasa mucho”, contó.

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Confesó además que incluso a veces duda de si ciertas pruebas serán realizables. “Le pregunto a las personas de juego: ‘Oye, ¿cómo se va a hacer eso? ¿Eso no está muy pesado?’ Pero bueno, primero ellos siempre lo han probado. Es más, el juez prueba gran parte de las pruebas”, detalló Andrea. Sin embargo, también reconoce que lo que se imagina desde afuera rara vez se compara con la realidad de lo que los participantes logran hacer.

“Ellos sorprenden, porque es que una cosa es imaginarse una prueba nosotros aquí sentados, y otra cosa es cuando te estás jugando, por ejemplo, el tema de la comida, los servicios, una cantidad de plata de por medio, avanzar, que no te den chaleco de sentencia… Entonces ellos salen y es como si explotaran en esas pistas”, comentó.

 Lo que muchas veces parece imposible, se convierte en una realidad gracias a la adrenalina y la motivación con la que compiten los desafiantes.

“Siempre está ese contraste de wow, qué difícil, y después ver lo que hace en ti una buena motivación, la adrenalina y todo eso sumado para poder llevar a cabo las pruebas”, reflexionó Andrea Serna, quien ha sido testigo directa de cómo el deseo de seguir en el juego transforma el rendimiento de los competidores.

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Ser mediadora

Por su parte, María Fernanda Aristizábal, que asumió el reto de ser la anfitriona del reality, también compartió a esta casa editorial cómo ha sido su experiencia acompañando de cerca la convivencia, que suele ser uno de los puntos más tensos en cada temporada del Desafío.

“Eso es una habilidad que me debo resaltar y es que soy una persona que es capaz de conciliar fácilmente”, confesó la exseñorita Colombia, que ya suma su segundo año como presentadora del reality. Su estilo, según cuenta, se basa en el optimismo, pero no en un optimismo vacío o forzado: “Creo que esa ha sido mi mayor cualidad, pero no un optimismo como tóxico de ‘ay, ya todo va a estar bien y punto’, sino como traer a la mesa cosas para que ellos valoren como equipo”.

Para María Fernanda, la clave está en recordarles constantemente a los participantes el objetivo de lo que están viviendo y la importancia de mantenerse unidos. “Que entiendan que la sinergia entre ellos tiene que estar 10 de 10 siempre para que salgan a competir de la mejor manera y estén conectados”, explicó.

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Al ingresar a las casas, siempre tiene una intención clara: “Estoy como tratando de mostrarles lo que están viviendo, que recuerden muy bien qué es lo que está pasando como parte del día a día. Obviamente que hablen los errores que se cometieron, pero que no se queden ahí y que puedan continuar”.

Ese rol de mediadora, más que de simple presentadora, ha sido fundamental para mantener el equilibrio emocional en un espacio donde la presión, el cansancio y la competencia hacen mella en los ánimos. “Me ayuda mucho mi personalidad, que es conciliadora, y ellos como que lo reciben de muy buena manera, que eso también es muy positivo”, concluyó.

La dinámica entre pruebas exigentes y convivencia tensa sigue siendo la fórmula de El Desafío, pero lo que no siempre se ve es el trabajo de quienes están detrás del micrófono, conteniendo, acompañando y motivando a los competidores.

Andrea Serna y María Fernanda Aristizábal lo viven en carne propia y, aunque cada una desde su posición, ambas coinciden en que la energía, la determinación y la humanidad de los participantes son el motor real del programa.

La edición Siglo XXI del Desafío marca una nueva era para el formato. Con una propuesta que pone a prueba la capacidad física, mental y emocional de los concursantes, Caracol Televisión y Ditu le apuestan a mantener vivo uno de los realities más longevos y queridos del país.