Robert Prevost es el nuevo Papa. A sus 69 años, y con una vida marcada por el servicio en América Latina, especialmente en Perú, ha sido elegido para liderar la Iglesia católica desde el Vaticano.
Cercano al papa Francisco y con una trayectoria discreta, el llamado León XIV asume el pontificado con una historia singular que conecta a Roma con la costa norte del Perú.
Prevost llegó por primera vez a Perú en 1985, como parte de una misión agustiniana. Apenas tres años después de haber sido ordenado sacerdote, se instaló en Trujillo, donde dirigió el seminario de los agustinos durante diez años.
Luego regresó a Estados Unidos, pero en 2014 volvió a tierras peruanas, esta vez como administrador apostólico de Chiclayo. En 2015 se nacionalizó peruano, un gesto que consolidó su compromiso con el país andino.
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Entre 2018 y 2023 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana, y también sirvió como administrador del Callao, en la costa limeña. En 2023, el papa Francisco lo llevó a Roma y lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más importantes dentro de la Iglesia, además de presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
Aunque no era de los nombres más sonados en las listas de los posibles sucesores de Francisco, su experiencia, su carácter humilde y su cercanía con América Latina hicieron que los cardenales lo eligieran como figura de unidad para el futuro de la Iglesia.
Aunque nació en Estados Unidos, vivió y sirvió durante décadas en el país, donde aún conserva su documento de identidad. Un papa que conoce de cerca la realidad de América Latina y que ha sido, además, un colaborador cercano de Francisco.