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El derecho a desconectarse fuera del horario de trabajo entra en vigor este 1º de enero en Francia, con una disposición de la misma reforma laboral que estuvo a punto de tumbar al Gobierno al ser aprobada en julio después de meses de protestas en las calles contra otros aspectos más polémicos de esta norma.

El dispositivo legislativo crea un derecho para los asalariados y una obligación para las grandes empresas, la de regular el uso de las tecnologías de la comunicación (mensajerías y correos electrónicos o teléfonos móviles) para garantizar el respeto del tiempo de descanso y de las vacaciones.

El Ejecutivo estableció en el texto que adoptó el Parlamento en verano que la forma de hacerlo será por la negociación entre las partes, de forma que en las compañías de más de 50 empleados dirección y representantes de los trabajadores tendrán que discutir para llegar a un acuerdo que podrá tener validez uno o varios años.

El objetivo es fijar las 'modalidades del pleno ejercicio del derecho del asalariado a la desconexión', así como 'la puesta en marcha por la empresa de dispositivos de regulación de la utilización de herramientas digitales'.

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Si no se alcanza un compromiso, será el empresario el que redacte una 'carta' con las reglas.

En cualquier caso, la ley no implica la obligación de apagar el móvil profesional al finalizar la jornada laboral, ni el cierre del servidor para envío de correos electrónicos profesionales a partir de una determinada hora.

Se limita a abrir la puerta a una regulación, en principio consensuada, y en función de las necesidades productivas de cada empresa.

Algunas ya se han adelantado, como el es caso del operador de telecomunicaciones Orange, que en virtud un acuerdo del pasado 27 de septiembre pide a sus empleados que establezcan tiempos de no utilización de su mensajería electrónica, en particular durante las reuniones para facilitar la concentración.