Unos dos millones de personas despidieron 2016 en Copacabana, la playa más famosa de Río de Janeiro, en una espectacular fiesta de fuegos pirotécnicos y conciertos musicales en que se hicieron reiterados llamamientos a la paz y se recordó el drama de los refugiados sirios.
La tradicional fiesta de Reveillon de Río de Janeiro, que atrajo a cerca de 865.000 turistas, cumplió las expectativas de los participantes y se prolongó hasta los primeros rayos de sol del primer día de 2017 sin incidentes y en medio de un clima de fraternidad pese a que Brasil despidió un 2016 de graves crisis económica y política.
Una mujer y su hijo procedentes de Siria y a los que Brasil concedió refugio fueron los encargados de hacer la tradicional petición por la paz en la enorme tarima montada en las arenas de Copacabana para las presentaciones musicales.
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La cantante Elba Ramalho, una de las más esperadas de la fiesta, interrumpió su presentación poco después de la celebración de la llegada del año nuevo para llamar a la tarima a Tamador Faher Aldden y su hijo Mohammad Zarba, de 9 años.
'Me pidieron llamar al escenario a personas que nos necesitan. Nuestro Brasil es un país democrático y recibe a personas de todo el mundo. Alepo (Siria) es una ciudad destruida y muchos refugiados están llegando. Vamos a abrir nuestros corazones y nuestras puertas para que ellos entren', instó la cantante a los congregados.
'Buenas noches a todo el mundo', saludó el menor en portugués y fue recibido por atronadores aplausos.