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Esperemos que este viernes, al filo de las 9 de la noche, estemos recordando aquella frase de Édgar Perea Arias (q.e.p.d.): '¡A Junior tienes que matarlo! ¡A Junior tienes que matarlo! ¡A Junior tienes que matarlo!'.

Si los dirigidos por Julio Avelino Comesaña juegan con el espíritu combativo y sentido de pertenencia que inspiró esa frase que Perea repetía con orgullo a través de su voz de trueno, se puede igualar o dar vuelta a la derrota 2-1 ante América, en el juego decisivo por la Superliga, este viernes a partir de las 7 p.m. en el estadio Pascual Guerrero.

Pero los rojiblancos no solo necesitarán elevar su capacidad de lucha, principalmente requieren mejorar su fútbol, que se vio bastante oscuro en la caída 2-1 en el compromiso de ida, en el estadio Romelio Martínez, el martes anterior.

Dar más de cinco toques seguidos, elaborar mejor las jugadas, evitar expulsiones tempraneras y, sobre todo, encontrar claridad de mediocampo hacia arriba, es el súper desafío de los rojiblancos.

El marcador no es distante, no es imposible. Junior, con la dirección técnica de Luis Fernando Suárez, ganó la Superliga 2019 encarando una situación similar. Perdió 2-1 en la ida, en el Metropolitano, y después fue al estadio Manuel Murillo Toro, de Ibagué, venció 1-0 en los 90 minutos, con golazo de chilena de Luis Carlos Ruiz, y conquistó el trofeo en definición por tiros desde el punto penal.

El 2-1 es remontable, mucho más si se tiene en cuenta que no habrá la presión del público americano por la prohibición de ingreso de público por la pandemia del coronavirus. La duda gira alrededor de la pobre presentación que hicieron los Tiburones en el Romelio antes y después de la tarjeta roja que le mostraron a Germán Mera.