La violencia del conflicto armado, que se creyó desterrada de Colombia por la firma de la paz con las Farc, ha resurgido en vísperas de las elecciones legislativas, amenazadas en muchos lugares por el fortalecimiento de la guerrilla del ELN y de los disidentes de las Farc.
Hace cuatro años el país vivía un panorama diferente porque por primera vez en décadas los colombianos acudían a las urnas en paz pues las Farc acababan de dejar las armas y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en diálogos con el Gobierno, había declarado un alto el fuego unilateral tanto para las elecciones legislativas como para las presidenciales.
Eso hizo que la violencia se redujera a cero y que los incidentes electorales fueran por problemas logísticos, de comunicaciones y de corrupción por la compra de votos.