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El ahora precandidato presidencial por el Pacto Histórico –y hasta hace poco director del Departamento para la Prosperidad Social de la Presidencia de la República (DPS)– Gustavo Bolívar, causó revuelo con la publicación de un video en el que se declara víctima de los llamados influencers, quienes habrían iniciado –sin motivo aparente– una campaña de desprestigio en su contra.

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“Ante la cantidad de ataques que estoy recibiendo –dice Bolívar en el video– de influencers que antes hablaban bien de mí y que hablaban mal de candidatos que ahora alaban, creo que hay que decirle la verdad a la gente. (…) A mí me sorprendió que personas que me apoyaban, de repente empezaron a atacarme con tanta dureza. Vi un patrón. Y cuando uno ve siete u ocho ataques coordinados, uno concluye que hay dinero detrás”.

X: @ProsperidadColGustavo Bolívar, exdirector del DPS.

En entrevistas con distintos medios de comunicación, Bolívar se ratificó en su denuncia: “Noto con preocupación que influencers que antes hablaban bien de mí, ahora se han dedicado a hablar mal de mí sin yo darles motivos. Creo que están promocionado a otros candidatos y no descarto que lo hagan por dinero”, declaró.

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En el video, Bolívar propone que para darle transparencia al trabajo que realizan, los influencers escriban en sus trinos y mensajes la etiqueta #PPP, es decir Publicidad Política Pagada, como ocurre con los medios tradicionales en tiempos electorales. El video de Bolívar, como era de esperarse, generó de inmediato respuestas de amigos y de contradictores de su candidatura. El más virulento en su contra fue el influencer Daniel Mendoza, quien le dedicó varios trinos.

“Yo se los dije. Bolívar es una rata. Vende al que sea, hasta el proyecto mismo por hacerse contar en la consulta. Van a ver cómo le abren el micrófono los medios uribistas para que nos apuñale a todos. Fue mi amigo. Ha sido amigo de muchos. Hasta de Gustavo Petro y a todos ha traicionado, ¿por qué creen que no los traicionará a ustedes?”, escribió Mendoza en uno de los trinos más violentos contra quien –según él– había sido su amigo.

Buena parte de la respuesta a lo que está sucediendo entre Bolívar y sus antiguos aliados políticos, muchos de los cuales trabajaron bajo su mando, cuando ocupó la Dirección del DPS, en su calidad de influenciadores, tiene que ver con la consulta interna del Pacto Histórico del próximo 26 de octubre, cuando escogerán al candidato presidencial del 2026, a nombre del movimiento político que respalda a Gustavo Petro.

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Lo que habría detrás de esta batalla campal entre antiguos amigos y aliados políticos no sería nada distinto a la lucha por quedarse con la candidatura presidencial para escoger al sucesor de Petro, dentro de la izquierda colombiana. Bolívar –ya sin la chequera y por consiguiente sin el respaldo de algunos influencers a quienes les pagaba con recursos oficiales– estaría siendo víctima de esos mismos influenciadores, quienes ahora recibirían plata de sus adversarios para que lo destruyan. Mendoza –de hecho– es muy cercano al ex alcalde de Medellín Daniel Quintero, rival de Bolívar en su propósito de ser el candidato presidencial del Pacto Histórico.

Bolívar –por su parte– ha cuestionado con dureza la candidatura de Quintero, pues considera que por su condición de “imputado” por la justicia, por los contratos de Aguas Vivas en Medellín, no podría participar de la consulta interna del Pacto Histórico.

“Si aceptamos un imputado por la justicia –declaró Bolívar a Blu Radio– entonces con qué cara salgo yo, cuando hice toda la campaña en favor de Petro en 2022, porque Rodolfo Hernández estaba imputado por corrupción. Entonces a mí me van a sacar todos los tuits de la campaña cuando decía: ¿cómo van a votar por un imputado por corrupción?”.

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Pero más allá de la pelea con puñaladas traperas en las toldas del Pacto Histórico, por cuenta de la candidatura presidencial del 2026, el debate planteado por Bolívar en su video –sobre el papel de los influencers en tiempos electorales– debe realizarse de forma abierta y de cara a la opinión pública. Veamos:

Un “ejército de mercenarios digitales” al servicio del mejor postor

Llama la atención que Bolívar ahora se sorprenda de la “traición” por parte de quienes hasta hace algunas semanas tenía a su servicio en la nómina del DPS, pagándoles con recursos públicos, provenientes de nuestros bolsillos.

La multimillonaria y peligrosa nómina paralela que Petro construyó para “vender” las bondades del “gobierno del cambio” no tiene antecedentes en el país. Según la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), durante el gobierno de Petro, distintas entidades del Estado –entre ellas el DPS del que Bolívar fue director; la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), antes dirigida por Olmedo López (hoy preso) y en la actualidad gerenciada por Carlos Carrillo; la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) y la Dirección Administrativa de la Presidencia (Dapre)– han celebrado contratos con distintos influencers por más de 617 millones de pesos.

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El propio Bolívar fue quien lideró la contratación masiva de ellos desde el Gobierno nacional con el propósito de hacerle contrapeso a los medios tradicionales. Hoy padece la traición por parte de “un ejército de mercenarios digitales” que se venden al mejor postor.

Ahora que Bolívar no dispone de la chequera oficial para contratarlos, entonces lo destrozan y le pegan puñaladas traperas, obedeciendo órdenes de sus nuevos jefes. Hoy muerden la mano de quien les dio de comer. No es un asunto de principios, ni de ideologías: es un asunto de plata. Punto.

Quienes quemaron a los rivales en la campaña presidencial, hoy lo hacen desde el Gobierno

Desde los tiempos de la campaña presidencial, Petro y sus aliados políticos tenían muy claro que para ganar las elecciones debían “correr la línea ética”, como lo señaló en su momento Sebastian Guanumen, hoy flamante embajador en Chile.

Ahí están los videos que muestran cómo la estrategia consistía en “quemar” a los rivales de Petro, como afirmó en su momento Isabel Zuleta, hoy flamante senadora del Pacto Histórico. Ahí están los videos de Roy Barreras, flamante ex embajador en Londres y hoy flamante “cuasi candidato presidencial”, comprometiéndose a “jubilar a Uribe”.

Todos ellos –entre muchos más– contaron con los servicios de los “bodegueros”, que operaban bajo la batuta de Guanumen y compañía. Hicieron tan bien su tarea que fueron premiados por Petro, una vez ganó la Presidencia. ¿De qué se sorprende Bolívar? Los mismos que “quemaron” a sus rivales desde las redes sociales, durante la campaña presidencial, se encargaron de “quemar” los medios de comunicación tradicionales y contradictores del Gobierno, una vez Petro llegó a la Casa de Nariño.

Antes les pagaba la campaña de Petro y ahora les pagan con nuestros impuestos. Al ser víctima de su propio invento, Bolívar se declara aterrado de la capacidad de hacer daño que tiene el monstruo que ayudó a construir.

¿Los ‘influencers’ pueden actuar con absoluta impunidad? ¿Quién los controla?

Ante el comportamiento desaforado y peligroso de los bodegueros, la pregunta que surge es la siguiente: ¿Quién le pone el cascabel al gato de los influencers? ¿Quién los controla, si desde la misma Presidencia de la República se encargan de difundir masivamente las toneladas de fake news que los influencers producen cada día? El propio Petro se encarga de reproducir todas las injurias y calumnias que los bodegueros a su servicio redactan contra sus opositores o contra todos aquellos que se atrevan a criticarlo.

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¿Nadie puede hacer nada? ¿Gozan todos ellos de absoluta impunidad? ¿No puede la Procuraduría General investigarlos disciplinariamente? ¿No puede la Contraloría General meterle la lupa a esos multimillonarios contratos, desde los cuales derrochan cientos de miles de millones de pesos? ¿No pueden procesarlos por injuria y calumnia? Aunque Petro lo niegue, es evidente que desde los despachos oficiales opera una peligrosa maquinaria aceitada cuyo propósito es aniquilar a quienes piensen distinto al Gobierno.

El hecho de que Bolívar –que conoció el monstruo por dentro– lo reconozca públicamente debería alertar sobre las graves consecuencias que tendría para nuestra democracia su comportamiento tan desaforado como peligroso.

Gustavo Bolívar, víctima de los mismos bodegueros que promovió desde la Presidencia

Es bastante probable que ninguno de los competidores de Bolívar acepte su invitación a etiquetar los mensajes de los bodegueros que tienen a su servicio. Ponerle #PPP a cada trino que escriban contra sus opositores significa evidenciar la mala fe y la conducta criminal con la que actúan.

A diferencia de los medios tradicionales, que rotulan sus noticias o información con el mensaje de “publicidad política pagada”, como lo establecen los distintos códigos éticos que los rigen y hasta la propia normatividad electoral, los “bodegueros” carecen de este tipo de filtros. Sus “trinos y noticias” no vienen precedidos del deseo de informar, sino de destruir a sus adversarios políticos.

No tienen jefes que orienten sus publicaciones, ni filtros que verifiquen la información que publican, sino manadas de fanáticos dispuestos a reproducir de inmediato todo lo que ellos difunden. Así operan. Así es como destruyen honras en cuestión de segundos. Poco o nada les importa la suerte de sus víctimas. Ese no es su problema. Lo suyo es aniquilar por plata a quienes les ordenen. Y Bolívar lo sabe. Punto.