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Ahora, que está de moda la película Lincoln, de Steven Spielberg, repasando la historia nos damos cuenta de que el primer presidente republicano de Estados Unidos, Abraham Lincoln (1809-1865), quien abolió la esclavitud, era racista.

Todos lo eran, pues nacían y crecían con el chip de la exclusión. En 1837 expuso por primera vez sus ideas sobre la esclavitud en una intervención en la Cámara; condenaba a aquellos grupos que abogaban porque la esclavitud fuera declarada ilegal, ya que el gobierno federal no tenía autoridad para prohibirla en aquellos estados donde estaba establecida.

El viernes 14 de abril de 1865, en el Teatro Ford de Washington, se presentaba la función Our American Cousin, cuando el desadaptado actor John Wilkes Booth, después de varios intentos fallidos de secuestro, en pleno palco presidencial, le propinó un tiro en la cabeza, y falleció en la madrugada siguiente. El homicida adujo que lo hizo por considerarlo un traidor. Fue el primer presidente en ejercicio asesinado en Estados Unidos, el segundo fue James Abram Garfield (1881). El tercero: William McKinley (1901), y el cuarto John F. Kennedy (1963). Una cosa es sancionar una ley como presidente y otra muy distinta estar de acuerdo en el plano personal.

Helena Manrique Romero