Otro capítulo del paramilitarismo en la Región Caribe comenzó a descubrirse y en este aparece un insospechado actor: Víctor Carranza, a quien por años el país conoció como un empresario de gran poder económico y político en la zona esmeraldífera de Muzo, Boyacá.
Las revelaciones sobre la presencia de grupos armados pagados por el llamado ‘Zar de las esmeraldas’ están consignados en el libro Víctor Carranza, alias El Patrón, escrito por el congresista Iván Cepeda (Polo Democrático) y el padre jesuita e investigador social Javier Giraldo.
Con base en declaraciones que exparamilitares —entre ellos los comandantes Salvatore Mancuso y Edward Cobos, alias Diego Vecino— han rendido ante la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General, Cepeda y Giraldo reconstruyen lo que fue la presencia en la zona de Sucre de Los Carranceros, grupo armado ilegal al servicio del poderoso empresario.
Además de operar en los Llanos, Boyacá, Meta y Vichada, regiones donde hizo que se enfrentaran a muerte Héctor Buitrago, apodado Martín Llanos, y Miguel Arroyave, conocido como Arcángel, exparamilitares como Freddy Rendón Herrera, alias El Alemán, han contado que Carranza se reunió con Carlos Castaño, el desaparecido cabecilla de las AUC, y en 2001 decidieron la creación del Bloque Boyacá, que fue financiado por los esmeralderos.
Ante la misma Fiscalía, Diego Vecino relató que “(...) en 1997, antes de la reunión llevada a cabo en la finca Las Canarias del ex gobernador Miguel Nule Amín, quien con la participación de políticos y paramilitares oficializó el establecimiento del fenómeno criminal en el departamento, ya había otros grupos y expresiones armadas de los mismos delinquiendo en algunos puntos de Los Montes de María y la región costera del golfo de Morrosquillo. Entre ellos menciona a Los Carranceros que operaban en San Onofre y María la Baja”, dice la publicación.
“Otras investigaciones —agregan los autores— que se han hecho sobre el surgimiento de los grupos paramilitares en esta zona del país incluyen testimonios en los que habitantes de Libertad y Rincón del Mar, corregimientos de San Onofre ubicados sobre el golfo de Morrosquillo, afirmaban que Los Carranceros usaban el nombre de su jefe, Víctor Carranza, y se dedicaban a cuidar el embarque de cocaína de narcotraficantes del interior a los que su patrón les cobraba importantes sumas de dinero”.
Además de confirmar que el secuestro de Aury Sará Marrugo, exsubdirector de la USO en Cartagena, y de su escolta —posteriormente asesinados por los paramilitares— fue cometido por el Gaula de la Policía, la publicación documenta que tras un allanamiento de la Infantería de Marina en la finca Las Melenas, los militares encontraron la lista de los colaboradores de las AUC, entre ellos Carranza; los miembros de la organización criminal y su armamento, la lista de personas a asesinar e informes de cocaína exportada.
El 20 de diciembre de 2001, el comandante de la Primera Brigada de Infantería de Marina, con sede en Corozal, envió a la Unidad Nacional de Derechos Humanos de la Fiscalía en Bogotá, el oficio 1446/CBRIM1 - B2 - SAYP - 252, en el que se relacionaba toda esta información. “Era la época del fiscal general Luis Camilo Osorio y de Elba Beatriz Silva como directora de la Unidad de Derechos Humanos. Dichos funcionarios nunca dieron trámite a este informe y ninguna investigación se adelantó”, cuestionan los autores.
De todos los testimonios, el encargado de oficializar la unificación paramilitar con Carranza en la Costa fue Mancuso. Desde EU, el 5 de diciembre de 2011, contó que en la finca La Rula, en Urabá, se reunieron varios jefes con Castaño y el esmeraldero, y este aceptó que sus grupos armados —Los Tangueros, Los Güelengues, Elías 44 y uno de inteligencia— serían la base del Bloque Norte de las AUC, que después fue entregado a Rodrigo Tovar, o Jorge 40.
La batalla en la que Mancuso acabó con ‘Los Carranceros’
En el libro se reseña que el exparamilitar Jairo Castillo, alias Pitirri, clave en las primeras investigaciones de la parapolítica, contó cómo Salvatore Mancuso y Carlos Castaño aniquilaron la banda Los Carranceros que Víctor Carranza tenía en San Onofre, Sucre, para controlar embarques de cocaína que llegaban del interior:
“Desde esos sitios operaba Danilo con cerca de veinte hombres —precisa Pitirri—. Hasta la hacienda El Palmar acompañé yo a Felipe, alias El Pitufo, que era como la mano derecha del Mono Mancuso, para notificarle a Danilo, que por orden de Mancuso y Carlos Castaño, debían entregar ese corredor y retirarse. […] Nosotros llegamos en compañía de alias Alambrito, con cierto temor porque sabíamos que habían matado a gente de la región. Arrimamos a la casa principal y vimos a Joaquín, el cuidandero de la finca El Palmar, que estaba en una casa más pequeña, a la derecha.
Entonces le dijimos que necesitábamos esa área para poner un personal que estaba peleando por la zona de Aguacate y Macayepo. Danilo nos contestó que él no podía decidir ni entregar eso porque solo recibía órdenes de Víctor Carranza; entonces Felipe le dijo, como para salir vivos nosotros de ahí, que él era un simple comandante de finanzas que llevaba un mensaje, que hablara con don Víctor y que los patrones se entendieran de esa situación. Eso fue en 1997. Con la razón que le dio Felipe, el Mono Mancuso tomó la decisión de coger la zona y le pidió a Salomón Feris Chadid, que le decían Cero Ocho, que hablara con el comandante de la Policía, Enciso Barón, para coordinar el asalto a la hacienda El Palmar, como así se hizo. Ellos pidieron la colaboración del grupo paramilitar que tenía el Mono en Pitarriba, Pitabajo, Macayepo, Cañito y una gente que se encontraba en la finca Las Melenas que tenía Edward Cobo, como a veinticinco kilómetros de donde estaba la gente de Víctor Carranza.
Y se hizo el asalto a El Palmar en asocio con la Policía. Recuerdo que unos muchachos, Alambrito y Garrapancha, manejaban mejor las granadas que los policías. Se capturaron como a cinco que los llevaron a la cárcel de Sincelejo y hubo muertos de ellos; Danilo se voló por la vía a Arjona para Cartagena y como se quedó sin gente se independizó después de Víctor Carranza y siguió haciendo algunas cosas por ahí por San Onofre. También en el asalto cayó muerto un policía de apellido Delgado, creo. Hace ya tanto tiempo.
En todo caso, el operativo fue presentado por la prensa como realizado por la Policía y desde ahí la finca El Palmar pasó a manos de los paramilitares, adonde trajeron la gente que estaba en Las Melenas”.
Por Redacción de Pais
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