La reina Isabel II, fallecida este jueves a los 96 años, ha tenido durante sus 70 años en el trono una incidencia simbólica pero de peso en la histórica controversia entre el Reino Unido y Argentina por la soberanía de las islas Malvinas.
El conflicto por el archipiélago del Atlántico sur, que ha marcado las relaciones bilaterales, tuvo su capítulo más cruento en 1982, cuando tropas argentinas desembarcaron en las islas, desencadenando un conflicto bélico que duró 74 días, se saldó con un triunfo británico y se llevó la vida de 649 argentinos, 255 británicos y tres isleños.
'Hoy todo el mundo recalca la cantidad de tiempo que Isabel II estuvo en el trono. Pero la realidad es que la política británica respecto a Malvinas trasciende su longevo reinado', dijo Bruno Tondini, profesor de Derecho Internacional en la Universidad Católica y la Universidad Nacional de La Plata y experto en asuntos relativos a Malvinas.
Según Tondini, la monarca no decidió pero sí avaló las acciones adoptadas por la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher (1979-1990), relativas a la guerra con Argentina.
'Además, la reina tuvo un interés particular en el conflicto porque el príncipe Andrés, su tercer hijo, peleó en la guerra de Malvinas', recordó Tondini.
Según Ariel González Levaggi, secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica Argentina, además de avalar las decisiones tomadas por el Gobierno de Thatcher, Isabel II movilizó apoyos en aquellos países que fueron colonia británica.
'La reina ha tenido, como jefa de Estado, un rol simbólico pero con un peso político muy importante en el Reino Unido y en el todo el Commonwealth (Mancomunidad de Naciones)', señaló a Efe González Levaggi.