
Biden amplía margen en voto popular a más de 5 millones
El presidente Donald Trump decidió usar su poder electoral para dificultar el proceso de transición a unas 10 semanas de su relevo.
El presidente electo de EE.UU., Joe Biden, superó ayer los 5 millones de votos de ventaja sobre Donald Trump en las elecciones de la semana pasada, mientras el mandatario saliente trataba de deslegitimar su victoria y utilizaba como arma el poder del Gobierno federal.
Con 77,4 millones de papeletas a su favor frente a las 72,3 millones que acumula Trump, Biden amplió aún más su margen de victoria, que le convierte en el candidato presidencial más votado de la historia.
Esos sufragios también le convierten en presidente electo conforme al sistema del Colegio Electoral, según los pronósticos de los principales medios, que hicieron la proyección cuando quedó claro que Biden llevaba una ventaja insuperable en el número de estados suficiente para garantizarle la Presidencia.
Trump, sin embargo, se ha negado a reconocer la derrota y ha denunciado sin pruebas un fraude electoral, con una estrategia legal que tiene pocas perspectivas de éxito, como reconocen en privado sus principales asesores.
El mandatario se anotó los tres delegados de Alaska en el Colegio Electoral, lo que eleva a 217 la cifra de compromisarios que tiene garantizados, lejos de los 270 que se necesitan para ganar.
Para anular el liderazgo de Biden, que ya acumula 290 delegados, Trump tendría que demostrar fraude ante los tribunales y dar la vuelta a los resultados no solo en uno, sino en múltiples estados clave, algo extremadamente improbable.
Las autoridades del estado de Georgia, donde los medios aún no han proclamado un ganador pero Biden lleva una ventaja de 14.000 sufragios, dieron una pequeña buena noticia a Trump al anunciar que harán un recuento a mano de los más de 5 millones de votos emitidos.
Ese recuento a mano, que tendrá que completarse antes del 20 de noviembre, es un paso sin precedentes en la historia de Georgia, un estado tradicionalmente republicano, pero incluso si resultara en una poco probable victoria para Trump, aún le quedaría un largo trecho para llegar a los 270 delegados.
Ante las ínfimas perspectivas de esa estrategia legal, Trump ha decidido usar también su poder en el Gobierno federal para dificultar la transición, diez semanas antes del previsto relevo que se producirá el 20 de enero.
El paso más alarmante para muchos lo dio Trump este martes, cuando continuó su purga del Pentágono después de haber despedido el lunes a su titular, Mark Esper, y pasó a colocar en la cúpula civil del Pentágono a tres de sus aliados.
La maniobra es un intento de marcar músculo en el Departamento de Defensa y, según fuentes consultadas por la cadena CNN, una represalia contra Esper y su equipo por oponerse a una posible retirada prematura de Afganistán, que Trump ha prometido para Navidad.
Los rumores en Washington apuntan a que Trump puede estar preparándose para más despidos en su equipo de seguridad nacional, incluidos posiblemente los del director del FBI, Christopher Wray; y la directora de la CIA, Gina Haspel.