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Wilawan Emsawat, conocida como “Señora Golf”, se convirtió en polémica en Tailandia, pues al parecer, seducía a monjes, grababa encuentros sexuales con ellos y luego los chantajeaba a cambio de grandes sumas de dinero.

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La policía estima que ganó cerca de 12 millones de dólares en tres años a través de esta red de extorsión.

El caso salió a la luz cuando un abad de Bangkok abandonó repentinamente su monasterio tras ser presionado para pagar más de 200.000 dólares. La mujer afirmaba estar embarazada de él y exigía manutención.

X @TrueCrimeUpdatWilawan Emsawat, conocida como “Señora Golf”

Esta fue la pista que permitió a las autoridades descubrir que no era un incidente aislado, pues había al menos nueve monjes extorsionados y más de 80.000 archivos digitales, entre fotos y videos íntimos, guardados por la acusada.

La detención de Emsawat también destapó cómo es la vida monástica en Tailandia. En una sociedad donde más del 90% se identifica como budista y los monjes son figuras altamente respetadas, la magnitud del caso ha sido devastadora.

Durante la investigación, se supo que gran parte del dinero extorsionado fue retirado en efectivo y destinado a apuestas en línea. Emsawat enfrenta ahora cargos por extorsión, lavado de dinero y receptación de bienes robados, mientras las autoridades habilitaron líneas para denunciar posibles abusos en los monasterios.

Asimismo, el Consejo Supremo de la Sangha anunció la creación de un comité especial para revisar las normas internas. Incluso el rey de Tailandia, Vajiralongkorn, revocó títulos honoríficos a 81 monjes, citando los recientes casos de conducta inapropiada y el daño emocional que han causado en la comunidad.

PexeleEmsawat enfrenta ahora cargos por extorsión, lavado de dinero y receptación de bienes robados, mientras las autoridades habilitaron líneas para denunciar posibles abusos en los monasterios.

Además, especialistas advierten que parte del problema es estructural. El sistema monástico tailandés opera bajo una lógica jerárquica y autoritaria.

“Los monjes jóvenes no pueden cuestionar a los superiores sin arriesgar la expulsión”, explicó el académico Suraphot Thaweesak. Por su parte, la socióloga Prakirati Satasut afirmó que el desafío ahora es restaurar la confianza pública: “La única forma de salvar a la institución es extirpar lo que está podrido”.