Una de las huellas que el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías dejó en Santa Marta está intacta en la Quinta de San Pedro Alejandrino: el auditorio o sala de eventos que regaló al histórico y emblemático lugar. Lo lamentable es que a estas alturas el sueño no se concretó, pues permanece en obra negra, sin terminar, escondido en medio de la vegetación entre paredes y verjas metálicas corroídas por el óxido.
El 17 de diciembre de 1998, aún sin posesionarse en el cargo y en actos de conmemoración del fallecimiento del libertador Simón Bolívar, Chávez le prometió a Zarita Abello –directora de la Quinta– financiar la obra.
Como testigo de excepción estuvo el anfitrión Andrés Pastrana Arango, a la sazón presidente colombiano. En una de sus particulares ocurrencias Chávez desenvainó una espada, la mostró a los presentes y manifestó que era una réplica de la de Bolívar, la cual dejaba a buen recaudo de la Quinta.
En ese mismo momento le preguntó a Zarita Abello que qué obra deseaba construir en el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, y ella le respondió: un auditorio.
El jefe de Estado venezolano se comprometió a donar un millón de dólares para realizar la obra, y en el 2003 hizo efectiva la donación, con la promesa de que más adelante enviaría otro millón de dólares adicional. Los trabajos tardaron tres años en iniciarse (2006), y en el 2009 el recurso económico se agotó. El edificio quedó a medio terminar, pero aún así muestra su grandeza y portento.
El llamado
Una década después, sin el gestor del sueño vivo, y con las profundas diferencias políticas con el vecino país, Zarita Abello le pide ayuda al Gobierno colombiano para terminar la obra.
'¡Ministro, este es un S.O.S., ayúdenos porque estamos solos!', le expresó a José Manuel Restrepo, jefe de la cartera de Comercio, Industria y Turismo, durante un reciente encuentro en Santa Marta.
Zarita Abello insistió en que no ha encontrado respuesta. 'Por eso ahora hago un llamado al presidente Iván Duque, para ver si por algún fondo de regalías nos envía el dinero restante'.
Lo que hoy, a diferencia de ayer, genera dificultad, es que para concluir la obra se necesitan $6 mil millones (en aquella época bastaba el otro millón de dólares, que nunca llegó). 'Es un auditorio que le hace falta a la ciudad', dijo la directora.