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 Adolfo Hernández, un campesino de la región de Tucurinca en la Zona Bananera del Magdalena, dejó en evidencia que el popular refrán que dice 'El que no llora, no mama', suele ser efectivo.

A raíz de las medidas restrictivas por la pandemia del coronavirus, hizo un video pidiéndoles al presidente Duque, al gobernador del Magdalena Carlos Caicedo y al alcalde de su municipio, que intervengan para que la cosecha de melón no se le pierda, pues por la cuarentena y la poca oferta del mercado, la fruta no la había podido sacar.

La grabación la hizo en medio del sembrado (una hectárea) con su vestimenta original: sombrero vueltia´o, machete al cinto y camisa desabrochada.

'Señor presidente le habla un campesino que en campaña política creyó en usted', fue la introducción al conmovedor y original mensaje.

Acto seguido anotó: 'Hoy, ¿quién responde por mí?'... y añadió 'no estoy pidiendo plata, solamente que me dejen trabajar'.

Tras mencionar una serie de razones para que se le atienda ante la reflexión, le hizo saber a Carlos Caicedo: 'Señor Gobernador, nosotros los pobres también tenemos derecho a vivir'.

Entonces clamó porque les compraran los melones y se lo reglaran a las gentes que hoy - por el COVID -19 - están padeciendo por múltiples necesidades.

'Sostener un kilo de melón me cuesta hasta $800, pero yo se los vendo a $600', les dijo.

Arrodillado en medio del cultivo, insistió: '¡No estoy pidiendo plata, sino que me ayuden a vender mi producto!'.

MENSAJE TUVO EFECTO

El video se hizo viral y desde diferentes sectores se comentaba su petición. Todas las voces reflejaban apoyo y solidaridad.

El mensaje de Adolfo Hernández llegó a oídos y a la vista de los productores asociados en la Comercializadora Internacional de Bananeros Unidos de Santa Marta (Banasan), quienes, conmovidos, se trasladaron hasta su parcela para dar la buena nueva.

'Don Adolfo, le vamos a comprar los melones', le dijo Yamile Rodríguez, directora de la Fundación.

Le hicieron saber que habían visto el mensaje que fue tendencia en las redes sociales y que ahí estaban, para 'arreglar comercialmente'.

Luego de una rápida negociación, la entidad que representa a medianos y grandes productores de banano del norte del Magdalena, decidió comprar toda la cosecha de Adolfo Hernández (14 toneladas) y donarla a los bancos de alimentos de Zona Bananera y Santa Marta, además, al Asilo Sagrado Corazón de Jesús en Santa Marta. También a comunidades religiosas para que lo distribuyan entre sus gentes.

De esta forma no solo ayudan al campesino, sino también a niños, jóvenes y adultos, que enfrentan dificultades para nutrirse en medio de la cuarentena.

'Estoy agradecido con Dios que tocó el corazón de la Fundación Banasan, porque a mis hijos los sostengo es con este cultivo', les dijo el campesino reflejando en su rostro y en sus palabras, la emoción que lo embargaba.

En este haz de voluntades participó la Extractora del Palma, El Roble, entidad que aportó el transporte para que la fruta llegase a las comunidades beneficiadas.

'Es el momento de sumar esfuerzos en esta crisis que nos involucra a todos, generando alternativas que permitan superar esta contingencia y cumpliendo todas las medidas preventivas de autocuidado para contener la propagación del Covid-19', afirmó Yamile Rodríguez Akle, directora de la Fundación Banasan.

Hoy, Adolfo Hernández se siente más creyente que antes pues sostuvo que 'fue Dios él es el que hizo que esto fuera posible'.