Carlos Alberto Fernández recuerda con nostalgia aquella época de los años 60 cuando siendo niño, luego de retozar con sus amigos de la calle Burechito, Tumba Cuatro, San Antonio y Santa Rita, solía descansar al pie del árbol de caucho, plantado en el inmenso jardín de la casa de don Simón Solano, en la calle 22 con carrera 4, del centro Santa Marta.
La memoria de este tramitador de documentos judiciales lo lleva a revivir con melancolía aquellos momentos de sana convivencia y esparcimiento, al conocer que muy pronto el árbol que le trae añoranzas, será talado para construir sobre el lote donde está sembrado, un moderno centro de compras.
'Bajábamos los mangos del palo de la casa del viejo Raúl Rojas y nos lo íbamos a comer sentados bajo la sombra del caucho', relató.
Comenta que entre el grupo de pelaos estaba Carlos Vives, que vivía con su abuelo Rodrigo en una casa ubicada en la esquina de la calle 22 con carrera 3, justo a una cuadra del árbol; también José Granados, Pepe Palacios; los hermanos Valencia, Álvaro y Luis Miguel Cotes.
'No justifico que lo vayan a derribar; es mejor que construyan con él ahí, que seguramente le dará una mejor vista al edificio', indicó.
Testigo de amores. Esperanza Beatriz Barros, una sexagenaria samaria de la calle Burechito (calle 21 con carrera 3) evoca pasajes de su juventud en los que el árbol de caucho de los Solano - como lo llamaban – fue protagonista.
Dice que el gigantesco arbusto sirvió de escenario para citas a escondidas y que allí nacieron amores; pero también fue testigo silencioso del rompimiento de muchos corazones.
Aunque no fue el caso suyo, sí tuvo conocimiento de que algunas de sus amigas se reunían allí con sus novios para romancear. Manifestó que no revela sus nombres por una sencilla razón: 'Ellas están vivas y felizmente casadas con otros y quizás les disguste'.
Recalcó que el árbol de caucho 'era un signo de referencia para todos'.
Eloy Sánchez dijo que el frondoso caucho fue clave para el oficio que su tío Antonio realizaba, escultor.
Reveló que entre semanas su tío lo mandaba al árbol, del que sacaba de su corteza una especie de baba cristalina que mezclaban con el yeso para darle mayor resistencia.
Apoyo mundial. Pero mientras en Santa Marta el palo de caucho revive recuerdos y grupos ambientalistas y gentes del común convocan la solidaridad para defenderlo, por las redes sociales se reciben mensajes de apoyo desde diferentes partes del planeta.
Con la etiqueta #SalvemosElÁrboldeCaucho los ambientalistas hacen un llamado en Twitter a todos para que el ‘pulmón’ del Centro Histórico no sea derrumbado.
En su página de Facebook, creada hace seis días, ya cuentan con 857 seguidores, quienes comparten mensajes y fotografías sugestivas y originales, como las de Daniel Rodríguez, de Montreal, Canadá, que muestra a un muñeco de nieve y a un árbol pidiendo salvar al que denominan 'hermano caucho en Santa Marta'.
Tala es legal. Andrés Arango Martínez, gerente del proyecto comercial Gran Bazar Santa Marta, manifestó que no quiere entrar en discordia con nadie y recordó que está actuando amparado en la ley, en este caso con permiso del Departamento Administrativo Distrital de Medio Ambiente (Dadma), que emitió la resolución 0840 el 20 de diciembre de 2013, donde autoriza el corte de ese y otros seis árboles más ubicados en el predio.
Explicó que el compromiso al talarlo es sembrar 150 árboles nativos que tengan mínimo un metro y vigilarlo durante un año. 'Nosotros estamos dispuestos a hacerlo, no solo este número sino un poco más, ello con la intensión de compensar la tala', expresó Arango Martínez.
Manifestó que el proyecto debe estar finalizado a mediados de 2016 y contará con 270 locales comerciales.
'Su finalidad es fomentar el empleo, darle dinamismo y otra cara al Centro Histórico', anotó.