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El caso de los padres sorprendidos por la Policía de Infancia y Adolescencia tatuando a sus hijos de 4 y 5 años en un local del barrio La Paz, desató el pasado martes una polémica en la ciudad sobre si se vulneraban o no los derechos de los niños al grabarles en la piel tatuajes indelebles, que en el caso de estos niños fueron los símbolos del 666 y las letras ML.

Aunque los padres de los dos menores aseguran que estas marcas tienen que ver con sus creencias religiosas, más allá de sus significados sorprendió que no tuvieran en cuenta el dolor al que fueron fueron sometidos los niños con las agujas que se utilizan para marcar la piel. Igualmente evaluar si los menores estaban en facultad mental, por razones de edad, en tomar una decisión de este tipo.

¿Qué dice la ley al respecto?

En mayo del 2006 la Cámara de Representantes aprobó en segundo debate una reglamentación para los establecimientos donde se realizan tatuajes o se hacen perforaciones.

En esta normatividad se estableció que en caso de menores de edad es necesaria la autorización de los padres o tutores para poder hacer un tatuaje o un piercing. Pese a ello en ningún lado se especifica la edad mínima que debe tener el menor para tatuarse.

Este límite de edad, en la mayoría de artistas corporales o tatuadores, se lo han colocado ellos. Para muchos dibujar de forma permanente la piel de menores se lo permiten solo si tienen entre 15 o 16 años, con previa aprobación de sus padres.

Jairo Soto Iglesias, tatuador, solo accede a tatuar a adolescentes de 15 años en adelante y con previa autorización escrita de sus padres.

Jairo Soto Iglesias, propietario del establecimiento Lenguaje Tattoo, explica que 'a los 16 años los menores ya son más conscientes de las cosas que pueden pasar al tatuarse. Lo otro es que hay que exigirle siempre al menor un permiso de los padres, que sean ellos los que decidan si aceptan que su hijo se haga el tatuaje o el piercing'.

Aunque falta un reglamento que especifique que los niños menores de 15 años no puedan tatuarse, algunos de los que se dedican a este arte señalan que prefieren abstenerse a hacerlo pese a la autorización de los padres.

'No existe la suficiente madurez para entender que llevarán una marca de por vida. Aunque sí se puede hacer, no se debería porque son muy pequeños y no tiene claras sus decisiones. En caso de que el padre sea quién autorice el procedimiento, debe ser el tatuador quien decide si lo hace o no. En mi caso particular me negaría a hacerle un tatuaje a un niño', puntualizó Soto Iglesias.

¿Afectaciones en la piel?

Frente a una posible lesión en la piel de un niño por causa de un tatuaje, el dermatólogo Bernardo José Huyke Urueta, señala que a no ser que el paciente tenga una predisposición a presentar cicatrices queloides o reacción alérgica al pigmento, no habría ningún problema de salud al marcarle piel del menor.

'Las malformaciones se presentan en pacientes con esta predisposición. Hecho que hace que la lesión tatuada se vuelva hipertrófica', expresa el médico dermatólogo.

Sin embargo deja claro que la decisión de tatuarse, en especial cuando se es menor de 18 años, debe pensarse muy bien pues una lesión en la piel producto de un tatuaje es difícil de borrar, aun utilizando la técnica láser 'ya que casi siempre dejan cicatrices atróficas indeseables'.

El principal riesgo al momento de pintarse de forma permanente la piel lo representa el lugar donde son realizados los tatuajes, pues algunos no cuentan con las medidas de higiene adecuadas.

'Hay muchas personas que se tatúan en centros sin ninguna condición higiénica y le inoculan microbacterias atípicas, produciéndoles grandes infecciones de piel de difícil manejo para erradicarlas', especificó Huyke Urueta.

El dermatólogo señala además que 'a nadie se debe obligar a tener una marca permanente en su piel sin su consentimiento, menos a un menor. Los nazis marcaban a sus víctimas judías con números', subraya.

Para el Bienestar Familiar el caso de los niños tatuados en Barranquilla evidencia una clara violación a los derechos fundamentales de los menores. Además del dolor causado y las secuelas en la piel, a estos les habría vulnerado los derechos a su integridad física, salud y libre desarrollo de la personalidad.

Por su parte el tatuador Havid Antonio Ramírez considera que un niño no debe ser expuesto al dolor que produce un tatuaje. 'El dolor es algo que en un adulto es mínimo, pero cuando se trata de un niño pequeño es muy duro. Además, no tienen la conciencia de lo que están haciendo', enfatizó.

Mientras la polémica continúa sin una claridad legal al respecto, los hermanitos del barrio La Paz permanecen bajo custodia de un tío paterno por disposición de la Comisaría de Familia. Mañana los padres están citados en esta dependencia.