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Pie de foto: Momento en el que peritos de criminalística inspeccionaban la escena de la masacre de Las Flores, el pasado 12 de septiembre. EL HERALDO
Judicial

La reconfiguración de los grupos criminales que marcó este 2022

Barranquilla y distintos municipios del departamento fueron testigos este año de varios eventos criminales que tenían la huella de estructuras delincuenciales.

Este 2022 deja en la retina de los habitantes de Barranquilla y de los municipios del Atlántico un sinnúmero de hechos de violencia, encausados en el crimen organizado, pero, además, mostró una reconfiguración de las organizaciones delictivas para darle continuidad al manejo de las rentas del narcotráfico y la extorsión.

Podría decirse que este hilo de sangre en el departamento, considerado como un espacio aislado de la guerra, empezó el 20 de mayo en la calle 47 con carrera 21 del barrio San José. Tres muertos y un herido fue el saldo de este ataque. Ese suceso, el cual respondería, según las autoridades, a retaliaciones por el control de la zona por el manejo de la venta de estupefaciente, dejó a Jorhans Alberto Polo Ferrer, alias Niche, capturado y judicializado.

Tras su detención, la Fiscalía lo sindicó como supuesto coautor del triple homicidio y luego un juez de Control de Garantías lo mandó a la Cárcel Distrital Para Varones El Bosque.

Luego, en la madrugada del 4 de julio dos sujetos que se movilizaban en un taxi se le atravesaron en la vía a un vehículo particular, descendieron, bajaron a unas mujeres y al conductor del mismo, para luego asesinar a tres jóvenes. Todo pasó a la altura del puente de la Cordialidad con avenida Circunvalar. Al respecto, la Policía identificó a los muertos como Samuel Méndez Ramírez, Gregori Lemus Ávila y Jesús Chamie Cuentas, indicando que los dos últimos tenían anotaciones judiciales.

Veinte días después, Breiner Hernando Riveras Torres, de 34 años; Benis Eduardo Hernández Meza, de 21, y un menor de 17, resultaron masacrados, todos con disparos en la cabeza, cuando se encontraban en la carrera 15F con calle 51 del barrio Villa Merly, de Soledad. Este caso, registrado en la noche de aquel 24 de julio, dejó un herido.

Pasaron casi dos semanas cuando el 28 de agosto, en la calle 39 con carrera 26, sector del barrio Montes, les dieron muerte a dos vendedores informales y un taxista que estaban frente a un negocio llamado El Templo del Amor.

El coronel Óscar Daza, entonces comandante operativo de la Policía de Barranquilla, dijo que este hecho, aparentemente, respondía a “temas de microtráfico”.

Cuando todo parecía que la cosa no podía empeorar llegó la horrible madrugada. Cuatro pistoleros movilizados en una camioneta blanca aparecieron en un establecimiento comercial de razón social Donde Migue, situado en la calle 106 con Vía 40, en Las Flores, y asesinaron a seis personas e hirieron a tres más.

Lo que pasó ese lunes 12 de septiembre, según las autoridades, se desprendió de un ajuste de cuentas entre bandas criminales por el cobro de un impuesto a los dueños de un cargamento de cocaína que fue retenida, la cual iba a salir por el puerto de esa zona de Barranquilla y que contenía 400 kilogramos. Agregó la fuerza pública que sin duda hubo gente inocente dentro de los asesinados, debido a que no guardaban relación con esos móviles.

Dos de los involucrados en este caso, miembros de la banda ‘los Costeños’, cayeron y comenzaron a ser investigados para ser llevados a juicio.

El hecho más reciente se registró en Villa Katanga en la noche del domingo 2 de octubre. Eran las 10:35 cuando dos sujetos en un motocarro mataron a Luis Lara Mendoza, de 41 años; Breiner Cervantes Barrios, de 20, y José Luis Domínguez González, de 22, cuando se encontraban en un arroyo que atraviesa la calle 58 con carrera 22A, en dicha zona de Soledad.

Los móviles de este caso no fueron establecidos por las autoridades. Únicamente, la Alcaldía municipal hizo oficial el anuncio de $10 millones de recompensa por los responsables del atentado. Pero, a día de hoy, no se conocen capturas.

En total, hubo 21 víctimas fatales en seis masacres durante cinco meses en este 2022.​

Crímenes en municipios

La zona Costera, la franja Oriental y el Centro del Atlántico también fueron objeto de hechos de sangre durante el año, en los que la huella de la sevicia de las bandas criminales quedó enmarcada.

A partir del 21 de octubre comenzó la matanza en Sabanagrande, Santo Tomás y Palmar de Varela. Cuatro hombres y una mujer, en casos aislados, resultaron muertos a tiros en la última semana de ese mes por móviles que guardarían relación con ajustes de cuentas, señalaron las autoridades departamentales.

Por los crímenes, uno detrás del otro, Policía, Fiscalía y administraciones municipales, entre otros entes, llevaron a cabo un consejo de seguridad extraordinario en el que ofrecieron $50 millones para dar con los pistoleros responsables. Es de anotar que, a pesar de videos de cámaras de seguridad y otro tipo de material probatorio, no se conocieron capturas por ninguno de los cinco acontecimientos.

Por otro lado, en una entrega anterior, EL HERALDO consultó a expertos en seguridad sobre una coyuntura criminal que se registró en Sabanalarga y municipios aledaños, en los que asesinatos, incluyendo un descuartizamiento, entre otras situaciones, revelaron el resurgir de una banda: ‘los Rastrojos Caleños’. Pero además, el posible génesis de otros problemas.

Y es que de acuerdo con los analistas, los ejes de la violencia en el Atlántico, aparentemente, son las tres vías nacionales del departamento: la Oriental, la Cordialidad y la Vía al Mar. Con base en lo anterior, se estaría hablando de que la injerencia de los grupos criminales estaría migrando, esto después de un suceso puntual: la masacre del barrio Las Flores del 12 de septiembre.

Dos casos más vinculados con dicha ramificación de ‘los Rastrojos’, teniendo en cuenta lo informado por la autoridad, son los del médico y directivo de la Cooperativa de Transportadores de Sabanalarga, Cootransa, Jorge Jiménez Mesino, ocurrido el 7 de septiembre en el barrio La Fuente, de Sabanalarga; y el de Jorge Eliécer Gómez Guerrero, de 62 años, quien se desempeñaba como despachador de buses de la empresa Expreso del Atlántico, y que resultó asesinado el 15 de noviembre en el Mercado Nuevo de la misma población.

La reorganización de bandas

A finales del pasado octubre, la Defensoría del Pueblo emitió la alerta temprana 029 del 2022, en donde hizo mención de manera detallada de las bandas delincuenciales que representan un alto riesgo, especialmente, para cinco municipios del Atlántico.

Lo anterior, de acuerdo con el ente de control gubernamental, se desprende, principalmente, de “las disputas entre las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) - Clan del Golfo con los grupos locales y regionales de criminalidad organizada, por el control de actividades ilegales”.

“Nuestro equipo del Sistema de Alertas Tempranas estableció riesgos para la vida, seguridad, libertad e integridad en contra de los líderes sociales, personas defensoras de los derechos humanos, comerciantes formales e informales, comunidades indígenas y afrodescendientes, entre otros grupos sociales, en Baranoa, Polonuevo, Luruaco, Sabanalarga y Repelón”, advirtió el defensor Carlos Camargo.

Agregó que los homicidios selectivos y múltiples, la extorsión y las amenazas, están afectando de manera directa a las comunidades de estos municipios, en especial, a comerciantes, transportadores, población infantil, adolescente y juvenil, haciendo alusión a que organizaciones como ‘los Costeños’ y ‘los Rastrojos Costeños’ también tienen injerencia en la mencionada zona del departamento, además de en Barranquilla y su área metropolitana.   

En la misma línea, la Defensoría les recordó a las autoridades que las acciones de prevención y disuasión del contexto de amenaza deben involucrar la fuerza integral del Estado y propender por la transformación de las profundas condiciones de precariedad y pobreza bajo un enfoque de seguridad humana y garantía de los derechos de las comunidades.

¿Qué irá a pasar con la seguridad del Atlántico en 2023?

Frente a este cuestionamiento, Reynell Badillo Sarmiento, investigador adscrito al Centro de Pensamiento UNCaribe de la Universidad del Norte e internacionalista de la misma alma mater, opina que posiblemente puedan ocurrir casos similares como los vividos durante 2022. 

“La guerra entre ‘los Costeños’ y las AGC en Barranquilla parece haberse trasladado hacia la zona oriental y el centro del departamento. Eso explica por qué en Malambo, hasta noviembre, los homicidios ya se incrementaron en un 30 % con respecto a todo el 2021. Entre enero y noviembre, Malambo ha tenido la mayor cantidad de homicidios en más de 12 años. En una situación similar están Palmar de Varela, Santo Tomás y Sabanagrande. Toda la zona oriental es ahora territorio de disputas. Puerto Colombia, solo en noviembre, alcanzó los niveles de homicidios de 2019, cuando la Defensoría del Pueblo dijo que las AGC se estaban tomando el municipio. Sabanalarga tuvo en noviembre la mayoría de los homicidios de todo el año. Viendo todo esto, lo que podemos esperar para el 2023 es la consolidación de la presencia de las organizaciones armadas hacia el centro del departamento y en los municipios de la banda oriental. Quizá esto implique menos homicidios (así como se redujeron en Barranquilla y Soledad luego de la consolidación), pero también un incremento de otros delitos, como el reclutamiento forzado y la extorsión. Lo que viene ahora es, quizá, una reducción de las disputas, pero no porque la seguridad haya mejorado, sino porque los grupos armados ya lograron su objetivo: consolidar su hegemonía territorial”.

Por otro lado, el investigador y analista agrega que los grupos armados para el 2023 ya se habrán consolidado en gran parte del departamento y, por tanto, habrá menos disputas; entonces, habrá menos razones para cometer masacres.

Balacera en Punta Roca

Lunes 24 de octubre, cabaña Mediterrané de Punta Roca, en Puerto Colombia. Un hombre muerto a bala y degollado, y un joven asesinado a disparos dejó un atemorizante enfrentamiento con armas de fuego entre un grupo de personas, cuya totalidad de identidades es desconocida, en medio de la celebración de cumpleaños de la segunda víctima fatal en mención.

Todo pasó en la mañana de ese día, en la que ráfagas acabaron con la fiesta y dejaron al descubierto un poder oculto, aparentemente, de supuestas redes de la mafia que operan tanto en el Caribe colombiano como en territorio venezolano. Por este caso unos 40 asistentes del evento fueron citados ante la Fiscalía; sin embargo, ni capturados ni esclarecimiento del por qué del combate ha habido hasta hoy.

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