El paraíso que por estos días es objeto de polémica nacional está a dos horas en lancha de Cartagena, a una distancia de 40 millas náuticas. Isla Múcura es vecina de Santa Cruz del Islote, catalogada como la isla más densamente poblada del mundo, y hace parte del parque natural Corales del Rosario y del archipiélago de San Bernardo.
La fiesta en la que fue capturado y que con motivo de su matrimonio organizó el extraditable Camilo Torres, alias Fritanga, quien fuera hombre clave de la organización criminal de Don Mario, desató nuevamente la discusión sobre la propiedad real de estos predios sobre los cuales hay instalados hoteles, cabañas de lujo y viviendas.
Uno de ellos, justamente donde tuvo lugar la fastuosa ceremonia, es el hotel Punta Faro, un sitio de ensueño que ocupa 7 de las 23 hectáreas de Múcura. Es un enclave con capacidad para albergar a unas 140 personas, tiene 30 empleados fijos -todos residentes del Islote-, y es manejado por el grupo Turismo Punta Faro cuyas cabezas visibles son Alejandro y Óscar Alzate (padre e hijo), oriundos de Medellín.
Pese a que el establecimiento funciona hace 20 años, de acuerdo con sus administradores, el superintendente de Notariado y Registro, Jorge Vélez, le confirmó a EL HERALDO que nunca ha tenido registro notarial y tampoco podría tenerlo por cuanto se trata de predios baldíos pertenecientes a la Nación, como lo ha venido sosteniendo el Incoder en los últimos días.
En visita a Punta Faro, los administradores contaron a este diario que inicialmente usaban el área como sitio de descanso familiar y luego se les ocurrió la idea de crear el hotel. En la actualidad esperan que el Consejo de Estado decida sobre un proceso de clarificación de propiedad que interpusieron.
La abogada Dary Luz Rodríguez, representante del grupo, explicó que “el principio general del proceso (...) comienza con el primer código fiscal en el que se establece que las islas de uno y otro mar son del Estado excepto las islas que tengan una población organizada o un título originario expedido por el Estado que no haya perdido su eficacia legal en la actualidad”.
En este orden de ideas, añadió, los propietarios inscritos en el certificado de tradición solicitaron en el año 2000 que se clarificara la propiedad, para lo cual se presentaron pruebas jurídicas tendientes a demostrar que “efectivamente la isla tiene la excepción necesaria para salir del ámbito estatal”.
En 2007 el Incoder falló en su contra y presentó un recurso de reposición. La acción de revisión está en el Consejo de Estado.
“En el certificado de libertad y tradición no aparece inscripción de que la isla sea un baldío de la Nación, por lo que no se puede haber firmado un contrato de arrendamiento, sino hasta que el Consejo de Estado emita su fallo. Con esto demostramos que no estamos ilegalmente en la isla”, puntualizó Rodríguez.
Inician recuperación. A raíz de la controversia generada tras la fiesta y la captura de Fritanga, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, anunció que iniciará la recuperación de predios que cataloga de baldíos, tales como Múcura y las islas vecinas.
De hecho, dialogando con medios de comunicación nacionales, la subgerente de Tierras, Jennifer Mujica, aseguró tajantemente que “a ese predio (Punta Faro), entramos porque entramos”. Se refirió a una supuesta prohibición que los administradores del lugar le impusieron a sus funcionarios hace algunos días cuando intentaban inspeccionarlo.
Frente a eso, los Alzate manifestaron que se pusieron en contacto con la dirección del Incoder para acordar la visita.“Nosotros no estamos para pelear con ellos ni negarles la entrada”, sostuvo Alejandro Alzate, representante legal del establecimiento.
Otro de los planteamientos efectuados por Mujica es que desde 1984 estas islas fueron declaradas por el entonces Incora como baldíos reservados por la Nación y, además, que “es claro que las islas en los mares son de pertenencia de la Nación y no se puede alegar propiedad”.
Club 100, ofrecido por Mancuso. Moradores de la zona recordaron que entre los años 2002 y 2005 aproximadamente, el entonces paramilitar Salvatore Mancuso solía llegar a Múcura y que, contrario a la versión que ha circulado, ocupó un predio denominado Club 100 y no Punta Faro.
Fue justamente este lugar el que ofreció al Estado tiempo después como bien para la reparación de víctimas del paramilitarismo dentro del proceso de Justicia y Paz. Este mismo es el que habría recibido como pago por una deuda que con él tenía José Israel Guzmán, quien se entregó a las autoridades de Estados Unidos en un proceso por narcotráfico. No obstante, no ha sido empleado para reparación por el problema de posesión.
Entre las imágenes que quedaron en la memoria de pobladores de Múcura está el constante movimiento de embarcaciones desde y hacia Club 100, así como permanente ir y venir de gente.
Ahora el sitio, según dijeron, “no es sombra de lo que fue”.
Por su lado, Alejandro Alzate insistió en que el hotel Punta Faro “nunca ha sido manejado por paramilitares” y que se trata de una confusión que les ha generado “mucho daño”.
Siguen llegando. Entre tanto, los visitantes continúan llegando a Múcura. Día tras día, sin importar la lejanía o los costos, turistas ansiosos por descansar acuden al paraíso.
“Vengo cada vez que puedo, varias veces al año, así como los vecinos de mi edificio”, afirmó una empresaria del interior residente en Cartagena mientras se bajaba de la lancha en el hotel.
Así como ella visitantes de diferentes partes del mundo ya conocen a Múcura como un destino óptimo para vacacionar. Está en manos de la Nación determinar la legalidad de su ocupación o empezar a hacer lo que hasta la fiesta de Fritanga no recordaba: velar por lo que le pertenece.
La novia contrató
EL HERALDO conoció que la novia -ahora esposa- de Camilo Torres, alias Fritanga, fue la que contrató el hotel Punta Faro para la fiesta de matrimonio. Fue ella quien acudió al lugar y determinó las actividades que harían parte de la celebración. Los equipos de sonido, las flores y todo lo atinente a la decoración lo trajo ella directamente. Los empleados del lugar apoyaron el montaje, pero este estuvo coordinado directamente por la mujer, respaldada también por personal que contrató por fuera, incluso para la toma de fotografías y videos.
Luego de la captura de Fritanga, a cargo de la Armada y la Policía, familiares y amigos partieron entristecidos por el abrupto final del festejo.
Por Karina González