El Caribe colombiano es tierra de alegría. Expresar sentimientos con música bailable, danzas gestadas en los procesos de hibridación cultural y el colorido de estas mismas, hace parte de la idiosincrasia regional. No en vano, el sombrero vueltiao, tambores, gaitas, entre otros elementos del norte de Colombia, marcan la identidad del país ante el mundo.
Cada instrumento sonoro, al igual que cualquier vestuario que haga parte de la escena individual o colectiva, cuentan con un profundo significado que se remonta más allá de lo simple o palpable.
Resulta fascinante gozar de una celebración entendiéndola en todas sus dimensiones, o de igual forma, simplemente dejando que el ambiente alegre saque las mejores energías y deje sensibles recuerdos.
En el transcurso del siglo XXI, cuando el Carnaval de Barranquilla, la máxima celebración cultural del país, al igual que la música vallenata, fueron reconocidos por la Unesco como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, hay un llamado a que en todo el Caribe se tracen caminos para preservar la identidad. La tarea es de todos.




















