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Zozibini Tunzi, miss Universo 2019.
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Negra y afro: cambio de MU frente a exigencias contemporáneas

La elección de Sudáfrica rompe estereotipos de belleza y  pone de manifiesto la intención del certamen por diversificarse en tiempos de una audiencia cada vez más escasa. 

Zozibini Tunzi dijo que creció en un mundo donde una mujer con su color de piel y cabello no era considerada hermosa. 

Al igual que muchas otras africanas experimentó cómo las imposiciones sociales le obligaron a desprenderse de su identidad, y estereotipos construidos a partir de un ideal de belleza iban en contravía de su pelo afro por “no ser”  apropiado o de su nariz por ser menos delgada.  

El pasado domingo, mientras tenía los ojos cerrados y tomaba las manos de Madison Anderson, su contendora  —rubia de ojos claros— su nombre resonó en el Tyler Perry Studios, de Atlanta. Esa noche fue coronada Miss Universo 2019. 

Una negra de cabello corto y afro, nacida en el país del apartheid —el violento  sistema de segregación racial en Sudáfrica— pone de manifiesto la intención de Miss Universo —o al menos eso parece— de reivindicar la belleza femenina. 

Este certamen, considerado por colectivos feministas un espectáculo patriarcal que funciona como vitrina para la cosificación femenina,  decidió este año adaptarse a exigencias contemporáneas de diversidad y no encasillamiento de la mujer en estándares fenotípicos de peso, talla, medidas y color. 

En 2018, Miss Universo aceptó a la primera candidata transgénero de su historia. Ángela Ponce, miss España desfiló junto a otras mujeres en liza por la corona que ganó Catriona Gray, representante de Filipinas. Este vuelco se dio en medio del limbo del  concurso de belleza, que se enfrenta a un público cada vez más apático y desinteresado. En Colombia, por primera vez en 40 años no se transmitió el certamen por la televisión abierta. 

Dinámica social

Para la socióloga Matilde Eljach, doctora en Antropología y docente de la Universidad Simón Bolívar, la belleza es un elemento más dentro del conjunto de dimensiones de la vida social. 

“Por muy superficiales que consideremos los reinados de belleza estos también son actos políticos que reflejan los valores culturales predominantes en una época. En el evento  se eligió a una mujer afro, de cabello corto. Esto riñe con la tradición porque no es el prototipo de la Barbie, la mujer alta, delgada 90-60-90, de piel blanca y preferiblemente cabello rubio y ojos claros. Un modelo nórdico”, manifestó. 

Catriona Gray corona a Zozibini Tunzi.
“Por mi color de piel y tipo de cabello no era considerada hermosa. Quiero que los niños vean mi rostro y se vean a ellos mismos”

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Para Dayana De la Rosa, magíster en Filosofía, cultura y sociedad y coordinadora del programa de filosofía de la Universidad del Atlántico, el despertar de las mujeres sobre la imposición de lo bello femenino ha roto el estereotipo de los concursos de belleza.

“Certámenes como Miss Universo, en particular, perdieron audiencia y credibilidad. Dejaron de ser un referente para las mujeres de todas las edades. Esa decadencia fue un mensaje que ellos, los organizadores del concurso, han sabido leer muy bien”. 

De la Rosa, insiste en que elegir una belleza negra, cabello rizado, corto, que defiende la belleza natural es replantearse lo que ellos mismos impusieron. 

“Están diciéndole a la gente que ellos han escuchado esas demandas de ruptura con sus modelos. Es fantástico que la nueva miss universo sea distinta. Sin embargo, lo mejor sería que no existieran los concursos de belleza, de ninguna índole”, apuntó.

¿Contradicción?

La elección de Zozibini Tunzi reavivó una vieja discusión sobre si estos certámenes  que, según el feminismo, fortalecen la imagen de mujer-objeto; pueden propender por el empoderamiento. En este caso puntual, dándole a la sociedad un mensaje disruptivo  acerca de los estereotipos de belleza y género. 

De la Rosa sostiene que  se trata de “destruir la matrix estando dentro de ella y no fuera”.

“Hace unos años era impensable que una chica como ella llegara a ser Miss Universo, pero es que el certamen respondía a las mujeres y sociedad de ese momento. Perder rating, es un indicador de que la sociedad ha cambiado, que ya no responde a esas necesidades creadas, que a la gente no le interesa quien es la más bella del universo”.

La escritora, historiadora y autora del libro Mujeres vestidas, Vanessa Rosales, plantea que existen “ambivalencias”. 

“Que gane este concurso no significa que estos dejen de ser patriarcales. La belleza física en estos escenarios sigue siendo importante en la identidad femenina. No obstante,  esta escogencia es muy diciente. Es un síntoma de situaciones estructurales que también se han ido reconfigurando dentro de la contemporaneidad”.

Rosales señala que la elección de Zozibini Tunzi  es el reflejo de consecuencias que ha tenido la liberación femenina en los últimos 50 años.

“Se evidencia que los reinados son espacios patriarcales y obsoletos. Sin embargo, en Colombia siguen teniendo un significado particular, sobre todo, porque el acceso a la educación y a la movilidad social para un porcentaje amplio de la población femenina es difícil y esas plataformas pueden ser trampolines para logros sociales y económicos” . 

Rosales resalta que es significativo que sea “una mujer negra, que tenga el pelo corto”, y que provenga de “un país africano” que además, ha enfrentado  un “proceso de descolonización y apropiación de su propia narrativa”. 

Liderazgo

A Zozibini Tunzi le preguntaron en el certamen qué le gustaría enseñarles a las niñas. Su respuesta fue liderazgo. 

“Es algo que ha faltado en niñas y mujeres durante mucho tiempo, no porque no queramos, sino por lo que la sociedad ha calificado a las mujeres. Creo que somos los seres más poderosos del mundo, y deberíamos tener todas las oportunidades”.

Zozibini, una activista comprometida en la lucha contra la violencia de género, declaró su admiración por Harriet Tubman, una esclava que al obtener su libertad en lugar de escapar regresó para liberar a otros esclavos. Su misión como nueva miss Universo es llegar a todas las comunidades, transgredir algunas reglas y representar a las mujeres con sus particularidades y matices. “Quiero que los niños vean mi rostro y se vean a ellos mismos”, concluyó. 

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