En video | Un homenaje a las tejedoras de Mampuján desde el Salón de Arte Popular
En el Museo del Atlántico se exponen 49 obras de artistas empíricos de la Región Caribe. La muestra estará hasta el próximo 4 de mayo.
El rostro serio y arrugado de Fernando Botero ocupa el centro de una obra que, al fijarse bien, ha sido elaborada con imágenes en miniatura de ese vasto legado del pintor, escultor y dibujante colombiano. En los bordes, sin embargo, la historia que se cuenta es otra. Aquí el protagonista no es un hombre blanco sino los niños negros, los que mueren de hambre y cuya historia trágica tiñe de oscuro a un país que parece tantas veces no escuchar su llanto.
País de gordos y flacos, de Eduardo Butrón, es el título de una de las propuestas del VI Salón BAT de Arte Popular en Barranquilla, el espacio de los artistas empíricos de los rincones del Caribe. En total son 49 obras provenientes del Magdalena, Bolívar, Cesar, La Guajira, Córdoba y Sucre que se exhiben en el Centro Cultural Museo del Atlántico hasta el próximo 4 de mayo.

Este año, la muestra rinde un homenaje a las Tejedoras de Mampuján, un colectivo de mujeres sobrevivientes de la tragedia que invadió a este corregimiento del municipio María la Baja, del departamento de Bolívar.
El 10 de marzo del 2000, Mampuján fue víctima de los paramilitares de los saqueos del bloque Héroes, que pisaron sus tierras bajo la orden de cometer una masacre. Más de 245 familias fueron obligadas a desplazarse y construir el Nuevo Mampuján o Mampujancito.
Sin embargo las tejedoras, ganadoras del Premio Nacional de Paz, encontraron en las telas y los bordados la forma de hilar en lo más profundo del dolor. De estampar sus traumas, su raigambre africana y narrar la vida cotidiana de una población que no solo teje sobre tejido, sino que teje como símbolo de reparación y reconciliación.

Además de sus relatos tejidos, BAT da cuenta de cómo los artistas de zonas rurales asumen y son partícipes del posconflicto.
En Instrumento de paz, el colectivo Fronteras visibles de Magangué crea, a partir de machetes ensamblados con soldadura, una instalación con un mensaje y objetivo claro: paz. Y en Atrapados, Verena Pérez evoca el sentir de un campesino cuando arriba por primera vez a la ciudad. Su obra se encuentra encerrada en un horno, que al encenderse pone a dar vueltas a la figura de un campesino y su corazón calcinado. De fondo, lugares emblemáticos de Barranquilla.
“Yo soy ama de casa, no tengo muchas obras pero trato de jugar y hacer arte con mis artículos de cocina. Por eso tuve la idea de utilizar mi propio horno para reflejar el choque rural con lo urbano”, contó Pérez, de 53 años.
Juan José Castro, por su parte, se propone recrear una experiencia vivida en el mar, donde halló –sorpresivamente– una cometa que navegaba. El artista pasó horas observándola, pensando en quién podría estar manipulándola. Regresó al día siguiente, cuenta, y se encontró de nuevo con la cometa.
“Al segundo día me di cuenta que la cometa tenía un anzuelo que ya había atrapado un pez. Era una forma muy creativa y bella de pescar. Mi escultura Pescado frito está dedicada a ello”, aseguró Castro.
El gran salón. El público tendrá la oportunidad de votar por las obras de su preferencia a través de la página web de la Fundación BAT Colombia. La obra que obtenga mayor puntaje hará parte del Gran Salón y tendrá la oportunidad de concursar por el premio del público.
