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En el barrio Nueva Colombia habita la mayoría de la población afro en la ciudad. Mery Granados
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¿Cuáles son y dónde están las otras etnias del Atlántico?

Afrodescendientes, moanás, zenúes y gitanos son cuatro de las etnias que habitan en el departamento. Hoy, Día de la Raza, reivindican su cultura y sus derechos.

Multiculturalidad es la palabra que describe de mejor manera al departamento del Atlántico. Una variedad étnica se erige a lo largo y ancho de su territorio. Comunidades europeas, judíos, árabes, indígenas, afrocolombianos y gitanos, entre muchos otros, hacen parte de la diversidad cultural y humana que encontró en este territorio colombiano el lugar perfecto para asentar sus costumbres.  

Como reza en la carta política de Colombia “el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana”, entre esos a los afrodescendientes, los indígenas y los raizales.  

“El colombiano siempre se embarca y enfoca de que las etnias son solo los negros, los indígenas y los gitanos. Nos olvidamos de que también existen esas comunidades inmigrantes, que en su mayoría son europeas y que empezaron a construir su sociedad en ciudades como Barranquilla”, menciona Esther Herrera, ex coordinadora de etnias y funcionaria de la Secretaría del Interior de la Gobernación del Atlántico. 

“Los afros”

Herrera, como representante de la comunidad afrodescendiente, habla de sus raíces con el mismo orgullo con el que porta su turbante blanco. 

“Mi pueblo llegó a Barranquilla alrededor de los años 50. Desde Cartagena se vinieron un grupo de por lo menos 20 personas. 

Para esa época ya habían pasado unos 50 años desde que se dio la emancipación de los esclavos, ya los negros habían dejado de ser esclavos”, cuenta Herrera.  

Los “afro” se radicaron en el Barrio Abajo y más adelante migraron hacia Nueva Colombia, La Manga y Me Quejo. Solo 25 familias aún residen en el barrio que les dio la bienvenida en esta capital.

“Era un trabajo en equipo. Los hombres hacían el trabajo que los mestizos no querían hacer, como los de alcantarillado. Las mujeres sobrevivían con los dulces, las cocadas y los bollos, y cuando ya una se establecía le decía a la otra que se viniera a la ciudad. Así llegamos a ser más de 200 familias”, agrega la afrodescendiente. 

Según el censo del Dane 2005, en Barranquilla residen 146 mil afrocolombianos. Pero para los miembros de la comunidad, hoy la cifra puede rondar fácilmente los 400 mil.  

Para Ereilis Navarro, quien se dedica a preservar los peinados característicos de las palenqueras, el Día de la Raza es una de las fechas en las que con más orgullo usan sus peinados. 

“Una de las cosas que más enorgullecen a la mujer negra son sus peinados, porque tiempo atrás detallaban las únicas rutas de escape que se tenía”.  

 

Sharon Aguad (en el centro) junto a dos gitanos más de su comunidad en Sabanalarga, Atlántico. Mery Granados

Los gitanos

Hace más de cinco décadas llegaron los gitanos al Atlántico. Una familia de origen palestino español se radicó en Sabanalarga y desde entonces ese municipio se convirtió en hogar para ellos.  

“Somos 19 familias conformadas por 60 personas las que hoy estamos registradas como el único asentamiento gitano reconocido del Atlántico. Desde el año 2010 el Ministerio del Interior, en la resolución 0013, nos certificó”, afirma Sharon Aguad, representante legal de los gitanos en Sabanalarga. 

Como una comunidad reservada se puede describir a los gitanos. Un grupo protector de sus costumbres y que solo se comunica con los medios de comunicación o autoridades administrativas, a través de la voz de Sharon.

“Nosotros tenemos nuestra lengua propia que se llama shib romani, un sistema jurídico propio que se denomina kriss romani, y aún conservamos nuestras tradiciones y costumbres”, comenta la joven.  

“Romano Zakono” se llama el libro con el cual se rigen los gitanos. A pesar de los años, sus oficios siguen siendo los mismos: los hombres trabajan la talabartería y las mujeres aún se dedican a la lectura de la mano, entre otros oficios.

Sharon afirma que los gitanos son un pueblo “nómada” por los acontecimientos históricos a los que se han enfrentado, como la Segunda Guerra Mundial. 

 En Colombia, según cifras del Dane en 2005, 1.975 de ellos se concentraban en el departamento del Atlántico. Hoy no existe un censo actualizado, dice Sharon, “pero ese número de seguro ha crecido”. 

Zenúes y mokanás

Estas etnias indígenas también hacen presencia en el Atlántico, según Esther Herrera, de la Gobernación. 

Las dos encontraron en este departamento un lugar para asentarse. De hecho, los mokaná habitan en esta parte del país hace más de 900 años.

Sitios como Piedra Pintada, en el corregimiento de El Morro, en Tubará, narra con sus petroglifos algunas de sus costumbres ancestrales.

Los mokaná tienen la mayoría de su asentamiento en Malambo. Aseguran que “siempre han estado allí”. Según el Dane, para el año 2005 solo en ese municipio del Atlántico estaban radicados cerca de 3.377 miembros de su etnia.  

Para Roquelina Blanco, líder de la comunidad mokaná en ese municipio, preservar las costumbres indígenas es un trabajo que se construye día a día. 

“No ha sido fácil, los indígenas hemos tenido que luchar contra todo, incluso contra el Estado colombiano, que cada día trata de ocultarnos más”.

Por otro lado, Jhon Ortiz, vocero de los zenúes radicados en Soledad, el Día de la Raza es una fecha más para promulgar sus tradiciones y costumbres. 

“Nosotros solemos hacer asambleas comunitarias que se realizan alrededor de nuestra gastronomía, nuestra música y nuestros bailes tradicionales. Allí creamos planes de vida en los que la tradición es la herramienta principal”. 

Los zenúes llegaron a Soledad en los años 80, hoy cientos de ellos se dispersan a lo largo del Atlántico.

Son cuatro cabildos indígenas de esta etnia legalmente constituidos, pero Ortiz calcula que en total son por lo menos ocho.

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