
Ansiedad, uno de los trastornos que más afectan a los colombianos
Recientemente J Balvin habló del tema y recomendó acudir a los especialistas en busca de ayuda. En nuestro país se presenta en niños, adolescentes y adultos.
“Quiero tocar un tema que muy pocas personas hablan: la ansiedad. Yo sufro de ansiedad y trato de contrarrestarlo con psiquiatría, meditación y deporte”, así fue como José Álvaro Osorio Balvin comenzó un video que publicó en sus redes sociales. Él, cuyo nombre artístico es J Balvin, decidió hablar de una enfermedad mental, de psiquiatras y de apoyo, temas que aún en nuestra sociedad son tabú y estigmatizados.
Que un artista —o “famoso”, como muchos dicen— decida hablar del tema abre una ventana para que quienes se enfrentan a situaciones similares busquen apoyo. Esto último también fue parte del mensaje enviado por el cantante paisa, lo cual brinda el espacio para comunicar temas que dentro de algunas familias son vistos lejanos y permite establecer los retos para borrar aquellos estigmas en torno a un trastorno mental.
“Pero hay mucha gente que es ansiosa, no lo sabe y tiene una vida una mierda. Cuestiónense y busquen ayuda profesional porque eso no se le desea a nadie. No tengan miedo. Peor es vivir así”, dijo.
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Situaciones
La ansiedad es una reacción emocional ante situaciones percibidas como amenazantes, que se activa como un sistema de alarma que prepara al organismo para enfrentarlas. De tal manera aporta a los procesos de autocuidado, defensa y adaptación a diferentes entornos y situaciones.
Esta desencadena procesos cognitivos (como la anticipación de riesgos “algo malo va a pasar”), fisiológicos (como la activación del sistema nervioso simpático o autónomo con cambios en la presión sanguínea, la temperatura corporal, la respiración, el tono muscular, otros) y motor o de conducta (como comportamiento agresivo, de huida, evitación, otros).
La ansiedad como trastorno mental, explica el Ministerio de Salud y Protección Social, se presenta de manera persistente, intensa e independiente o desproporcionada a los estímulos que aparentemente la desencadenan, generando conductas evitativas. Es decir, se origina en un estímulo interno desconocido y es persistente e inadecuada al estímulo o al momento en que aparece.
Pretendemos ser siempre controlados, serenos. Perder el control, dice María Eugenia Reátiga, psicóloga clínica y docente en psicología de la Universidad del Norte, se ve mal, mostrar miedo o ansiedad no es bien visto.
Ella agrega que muchas situaciones socialmente se idealizan, como la maternidad, la vida familiar, las relaciones.
“La persona sana es capaz de estar en contacto con ella misma, enfrentar sus conflictos y su ansiedad. Ese es uno de los principales factores que contribuyen a que haya tanto estigma y evitación del reconocimiento de nuestros problemas”.
Balvin no ha sido la única figura mediática en hablar del tema. Recientemente el cantante estadounidense Aaron Carter confesó haber diagnosticado de esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión maníaca y ansiedad. Él mismo lo dijo en una entrevista en el programa The Doctors. Así como un mensaje publicado por Ariana Grande donde hablaba de episodios de ansiedad y depresión que no podía controlar.
Dentro de los Factores de Riesgo, registra Minsalud, están los antecedentes familiares de pánico, angustia o ansiedad, antecedente de una crisis similar en algún periodo de su vida e incluso ser de sexo femenino.
Tener miedo, como lo dice el artista, surge por las etiquetas cuando alguien habla de una enfermedad mental. “Está loco” es, quizá, la más repetida.
“Se piensa mal del que no encaja en ese molde, se piensa que la persona con trastorno es menos capaz o, en el caso de los trastornos mayores, puede ser peligrosa. O simplemente estigmas porque nos da miedo hacerle frente a nuestros problemas”, explica la especialista Reátiga.
“Los trastornos de ansiedad son primos hermanos de la depresión, se encuentra la vida como una carga muy pesada”, dice María Reátiga.
La Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) incluyó el Trastorno de ansiedad generalizada que se manifiesta con la presencia de ansiedad global y persistente, que no está limitada a circunstancias particulares. Los síntomas más frecuentes son la presencia de preocupación excesiva ante muchas circunstancias, síntomas de hiperactivación (incluida inquietud, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y problemas de sueño) y de manera fluctuante síntomas neurovegetativos como sudoración, mareos, palpitaciones, vértigos y molestias epigástricas. Estos síntomas causan un malestar significativo y un deterioro marcado en el funcionamiento global de las personas.
La ENSM 2015 encontró que de los trastornos de ansiedad en adultos, el más prevalente en los últimos 12 meses es la fobia social con un total nacional de 1,6 %, cuya distribución por sexo es del 1,4 % en hombres y 1,8 % en mujeres, seguido por el trastorno de ansiedad generalizada con el 0,5 %.
Hay muchas maneras de manejar la ansiedad. Hablar con amigos de verdad, con la familia, hacerle frente es lo más frecuente.
“Hay prácticas que ayudan, el deporte es muy bueno porque cambia nuestra química. Con esto no quiero decir que el origen sea el cerebro, pero somos uno solo y todo lo que vivimos, nuestras frustraciones y alegrías impactan al cerebro. Hacer yoga, ejercicio, el sueño es tremendamente reparador, comer bien, una vida equilibrada. Hoy en día vivimos en la sociedad del cansancio, donde creemos que explotarnos es realizarnos, para producir y no para vivir. Hay que saber vivir sanamente en proporción”, sugiere Reátiga.
La Clasificación Internacional de las Enfermedades, CIE 10, vigente en Colombia, describe los cuadros de ansiedad ante situaciones bien definidas o ante objetos externos que no representan un peligro verdadero, denominándolos como trastornos de ansiedad fóbica.
También otros trastornos de ansiedad que incluyen el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno mixto ansioso-depresivo.
Así mismo describe los cuadros obsesivo-compulsivos que están menos relacionados con situaciones específicas o con estímulos particulares. Reconoce además que las situaciones de estrés pueden causar trastornos adaptativos o postraumáticos.
Finalmente, los trastornos disociativos y somatomorfos donde la ansiedad es menos relevante haciendo más difícil identificarla.
Tener presente que los síntomas físicos son reales (la persona no finge que se siente de esa manera).
Informarle que nada grave está pasando, no se va a morir, ni va a perder el control y que en un rato todo volverá a la normalidad.
Ayudarla a recostarse (semisentada) con la cabeza y el cuello recto e indicarle la forma de regular la respiración de manera lenta y profunda.
Permanecer con la persona mientras se recupera manteniendo la calma y amabilidad, hablando de otras cosas que la distraigan de los síntomas.
Estar alerta a síntomas como agudización del dolor en el pecho, uñas y labios morados que indiquen la necesidad de atención por urgencias.
Recomendarle buscar ayuda profesional y orientarla en el acceso a los servicios de salud mental.