
Un año decisivo
En medio de la celebración por la llegada de 2018, es bueno hacer un llamado a la cordura en el festejo, y recordar que el país se encuentra a las puertas de un momento definitivo en su historia política.
Aunque es común que por esta época proliferen las promesas y propósitos de cambio, los colombianos debemos tomar conciencia desde temprano que 2018 no será un año cualquiera, ya que como nunca antes, lo que está en juego es el rumbo definitivo del país.
A las puertas de un año en el que volverán a aparecer las estrategias de los políticos para cautivar o engatusar a los ciudadanos, es importante que las experiencias del pasado hayan calado hondo en todos nosotros. De lo contrario, estaremos condenados a repetir los errores.
Y aunque un día como hoy no parezca el momento oportuno para pensar en la contienda electoral que se avecina, en medio de las tradicionales celebraciones por la culminación de 2017, el deber de la prensa en las actuales circunstancias no es otro que el de hacer un llamado a la reflexión.
Como también es importante recordar, a pocas horas de terminar el año, que la alegría natural de los nacidos en esta tierra debe estar bien administrada en una noche tan especial como la de hoy, sobre todo cuando hay niños de por medio. La mesura no es sinónimo de aburrimiento, por el contrario, es la garantía de una celebración que traerá felicidad personal y familiar, lejos de la tragedia o los malos momentos.
Para nadie es un secreto que, a pesar de las campañas de las autoridades, la quema indiscriminada de pólvora no ha podido ser erradicada de los festejos decembrinos debido a su arraigo popular. Como consecuencia de esto, hasta el 25 de diciembre 346 personas sufrieron lesiones por artefactos pirotécnicos en todo el país, 159 de ellas menores de edad.
Aunque estas cifras representan una reducción del 20 por ciento respecto a los 200 casos de menores lesionados en 2016, el Bienestar Familiar recomienda no suministrar a los niños ni siquiera luces de bengala. El daño que llega a causar una chispa en un ojo puede ser para toda la vida.
El Instituto reportó 57 amonestaciones a padres por negligencia, y aperturas de procesos administrativos para establecer si los derechos de los niños han sido afectados, lo que puede llevar a perder la custodia. Así que además del dolor de ver a un hijo quemado, el peso de la ley también caerá sobre los irresponsables.
Lo mismo ocurre con los disparos al aire, costumbre tan absurda como peligrosa, pero que sigue vigente en Barranquilla y los municipios del Atlántico. La Policía ha anunciado operativos permanentes de control y vigilancia, pero lo más importante para un fin de año en paz siempre será el comportamiento ciudadano y el ejemplo a los hijos. Feliz 2018.
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