La prolongación de la cuarentena, bajo un modelo que aún está por definirse, demandará que el Gobierno tenga que revisar la regulación laboral que se ha decretado hasta hoy orientada a preservar los derechos de los trabajadores formales que en estos momentos se encuentran confinados por decisión del Ejecutivo para contener la propagación del virus.
Está resultando muy fácil para las empresas ‘deshacerse’ de sus trabajadores en medio de la crisis económica que está golpeando a todo el sector productivo nacional como consecuencia de la pandemia, que también está paralizando economías a nivel global. Crecen las denuncias de empleadores que están decidiendo por su personal y enviándolo a licencias no remuneradas y no solicitadas o simplemente suspendiéndoles los contratos.
El abogado Iván Daniel Jaramillo, del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, advierte sobre la preocupante realidad que afrontan hoy los trabajadores en el país a quienes se les ha cargado sobre sus hombros el manejo y costo de esta crisis derivada del coronavirus.
No le falta razón. Las medidas adoptadas por el Ministerio de Trabajo, amparadas en la emergencia económica y social, desde el retiro de cesantías, subsidios al desempleo, vacaciones anticipadas hasta licencias no remuneradas, suspensiones de contratos y despidos están invirtiendo el principio de ajenidad de los riesgos y el principio protector – propio del derecho laboral – que establecen que el riesgo del ejercicio productivo es de los empleadores.
Hoy el peso o el costo de esta monumental crisis, para la que ningún sistema sanitario y económico del mundo estaba preparado, lo están teniendo que asumir los trabajadores que denuncian cómo sus derechos están resultando comprometidos al tener que hacerse cargo, en el peor momento, de esos riesgos laborales.
La medida, que contempla el retiro de las cesantías para los trabajadores que no están recibiendo ingresos por suspensión del contrato o licencia no remunerada, conducirá a una desnaturalización de esta prestación social que fue concebida como un ahorro a favor de los empleados. La falta de flujo de caja llevará a un considerable número de ciudadanos – hoy en sus casas y con recursos cada vez más limitados – a sacarlas.
Un especial caso de precariedad laboral es el que afrontan los profesionales del sector de la salud, que, sin ninguna duda, son hoy los verdaderos héroes de esta tragedia sanitaria. El Gobierno anunció que les reconocerá una prima adicional por su contribución a superar esta emergencia en la primera línea de atención. Estimula y ayuda temporalmente, pero debe ser el punto de partida para que se aborde una corrección completa del esquema de contratación tercerizado y por cooperativas que ha deteriorado históricamente las condiciones de este grupo poblacional castigado después de la reforma de la Ley 100.
En Colombia carecemos de lo que se conoce como “amortiguadores sociales” que articulan desde la seguridad social las respuestas económicas de las crisis a través de mecanismos específicos de amparo para los trabajadores sin comprometer la viabilidad financiera de las empresas. Una estrategia que debe ser complementada con medidas de protección del empleo.
En Italia, el decreto ‘Cura’ congeló despidos por 60 días y aprobó el pago de un bono de 600 euros para quienes perdieron sus empleos, entre otras medidas avaladas con fondos multimillonarios, para proteger a la clase trabajadora. En España, el Gobierno desplegó el llamado ‘escudo social’ para paliar el gravísimo impacto económico, laboral y social de la pandemia.
No somos Italia, tampoco España, pero hay que ir más allá de lo que hoy tenemos tratando de garantizar para los trabajadores formales, el 35,7% de la fuerza laboral del país, un esquema de protección de derechos y relajación de costos de seguridad social y tributarios sobre la nómina. Para los informales, el 66.3%, resulta prioritario identificar a los más vulnerables para, a través de rentas universales, estimular la política de aislamiento obligatorio como respuesta al COVID-19. Pensar en lo que está por venir, esto apenas comienza.