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En Italia contagios y fallecimientos continúan ralentizándose como ha venido ocurriendo en los últimos días, pero aún siguen muriendo cerca de 680 personas por día, de acuerdo con el último dato entregado por las autoridades de ese país que confirman más de 7.500 decesos como consecuencia del coronavirus.
Nadie puede aún cantar victoria, sin embargo los expertos coinciden en que el confinamiento, que completa dos semanas, estaría funcionando para aplanar la curva de la expansión del virus que tiene un tiempo de incubación de 14 días. Los muertos todavía van a seguir contándose por centenares durante las próximas jornadas, si se tiene en cuenta que hay más de 3.400 pacientes en cuidados intensivos, pero las lecciones que deja al mundo el aislamiento obligatorio de la nación más golpeada por la pandemia son claves para valorar la cuarentena a la que está sometida hoy Colombia.
Es irracional que tantas personas todavía permanezcan en las calles de las principales ciudades del país, aglomerándose en sectores populares como mercados y zonas comerciales. ¿Por qué el mensaje que están entregando el Gobierno nacional y las autoridades territoriales no está alcanzando a esta población que sin medir consecuencias se sigue exponiendo a un contagio? ¿Por qué no se frena esta situación?
Está claro que la vulnerabilidad de muchas de estas personas, entre ellas adultos mayores sin un núcleo familiar que los ampare, trabajadores informales o migrantes irregulares, los está empujando a asumir un riesgo muy elevado que podría terminar pasándole una factura impagable al sistema de salud del país llevándolo al límite del colapso. Es una verdadera bomba social y sanitaria.
Es clave que los auxilios, ingresos solidarios y otros subsidios, anunciados por el presidente, gobernadores, alcaldes y representantes del sector privado, destinados a aliviar su precaria situación, puedan empezar a llegar cuanto antes y de la manera más digna posible. Resulta inaceptable que los adultos mayores tengan que hacer filas interminables, como las que se han visto este miércoles en el país, para cobrar el aporte de Colombia Mayor. ¿A qué están jugando con ellos? Eso es cruel y extremadamente irresponsable.
No hay que escatimar esfuerzos para lograr que los ciudadanos se queden en casa, bien sea reforzando el compromiso cívico al que están llamados en medio de una crisis de salud pública tan profunda como esta o, incluso, aplicando con estricto cumplimiento la multa de casi un millón de pesos a quien sea sorprendido sin justificar porque no está guardando el confinamiento ordenado. Cero tolerancia con las excusas irresponsables e inconscientes de quienes, porque les da la gana, abandonan el aislamiento. Son potenciales focos de contaminación y ni se enteran.
Basta ya de los discursos melifluos y provocadores de tanto político desocupado y mercachifle de las redes sociales carentes de sentido común. Es la hora de la sensatez, de darle validez a los mensajes de los científicos que proclaman, casi en tono suplicante, que no se puede seguir arriesgando la vida propia y la de los demás estando en las calles. Hay que confinarse y pensar, eso sí, cómo aportar para ayudar a los que no lo van a hacer si no se les garantiza su subsistencia.