En septiembre de 2015, la Asamblea general de la ONU aprobó la Agenda para el Desarrollo Sostenible (ADS) 2030, un ambicioso programa para acabar con la pobreza del planeta. Dentro del amplio paquete de acciones que contempla el programa, destacan las medidas orientadas a garantizar a los habitantes del planeta el “disfrute de una niñez plena”.

Save the Children, la organización más grande del mundo en el campo de la defensa de derechos de la niñez, acaba de divulgar su último informe sobre el estado de la infancia, titulado ‘En deuda con la niñez’, en el que queda patente el largo camino que falta por recorrer para que los compromisos de la ADS se cumplan.

La situación de la niñez podría definirse como agridulce. Hay cosas que indudablemente han mejorado. Por ejemplo, hoy muere la mitad de niños menores de cinco años por causas previsibles que en 1990, gracias al desarrollo de políticas de salud materna e infantil, así como a la expansión de tratamientos de enfermedades como la neumonía, la diarrea o la malaria.

Pero hay otras lacras que persisten con inquietante intensidad. Por ejemplo, las muertes violentas de menores, los embarazos en adolescentes o la falta de acceso a la educación para millones de niños en el mundo.

Colombia sale muy mal librada en el informe de Save the Children. Ocupa el puesto 118 sobre 172 en el ranking de respeto a los derechos de la infancia. En Latinoamérica solo supera a República Dominicana, Haití, Venezuela, El Salvador y Honduras. En el furgón de cola de la lista están países de África occidental y Central.

En el apartado concreto de tasa de homicidios de niños, Colombia ocupa el cuarto lugar del mundo, detrás de Honduras, Venezuela y El Salvador. Con base en datos de Medicina Legal, el informe señala que en 2016 se produjeron 682 homicidios de menores en nuestro país; una cifra que, si bien viene en descenso (1.064 en 2015 y 917 en el año previo), sigue siendo muy elevada en el contexto internacional. Además, por supuesto, de aberrante en sí misma.

Qué duda cabe de que en Colombia se han producido en las últimas décadas notables avances en materia de salud, educación y acceso a los servicios básicos que han beneficiado a la infancia.

Pero esta constatación no debe llevarnos a cantar victoria, como nos lo recuerda Save the Children. Seguimos muy a la zaga en temas como asesinatos y abusos de menores, embarazos de adolescentes, trabajo infantil o abandono escolar.

El Estado colombiano, en todos los niveles administrativos e institucionales, está obligado a redoblar sus esfuerzos para garantizar el disfrute de una infancia plena. No existe mejor receta que esta para garantizar una sociedad con mejores ciudadanos.

Qué duda cabe de que en Colombia se han producido avances notables en materia de salud, educación y acceso a los servicios básicos que han beneficiado a la infancia. Pero esta constatación no debe llevarnos a cantar victoria.