En el puente festivo que culminó, Barranquilla revivió el capítulo de su primer pico de la pandemia por covid-19 gracias al aumento diario de contagios y fallecimientos.

El viernes, el informe del Ministerio de Salud reportó 577 casos en la capital del Atlántico; el sábado se registraron 695; el domingo la cifra alcanzó los 707 contagios y ayer lunes festivo el reporte fue de 840 casos.

En los últimos 4 días se reportaron 34 fallecimientos: 4 el viernes, 10 el sábado, 1o el domingo y 10 el lunes.

La ocupación de camas ucis –de 704 habilitadas en la ciudad– ya llegó al 74% (35,7% por covid y 38,8% por otras patologías). Esto se explica, en buena parte, según indicó el secretario de Planeación, Juan Manuel Alvarado, porque el sistema de salud distrital opera como un centro regional de atención, y recibe las remisiones de pacientes de todos los departamentos y ciudades de la Costa.

La “falsa percepción de seguridad, derivada de la vacunación” – atribuyó el alcalde Jaime Pumarejo– es lo que probablemente ha llevado a que los barranquilleros se relajen y hayan vuelto, sin guardar los protocolos necesarios, a las reuniones sociales, fiestas y aglomeraciones que han disparado los contagios de covid-19.

El relajo tiene que acabarse. A las buenas o a las malas, y, tal parece, ¡tocó a las malas! No fuimos capaces de autorregularnos y una vez más es la autoridad la que debe imponernos las restricciones.

Toque de queda y ley seca estarán vigentes los próximos dos fines de semana, entre las 11 p. m. y las 5 a. m. del 25 al 29 de marzo, y del 31 de marzo al 5 de abril.

Pero eso no es todo. El Distrito redujo de 10 a 8 el aforo permitido para reuniones familiares, y se prohibieron los bautizos, matrimonios y cumpleaños.

Es que el mayor problema se está registrando, evidentemente, en estos encuentros donde se están dando aglomeraciones y no se respetan los protocolos, como uso de tapabocas, lavado de manos y distanciamiento.

El largo tiempo con la pandemia bajo control y la recuperación de la actividad económica nos elevaron la confianza en que todo estaba pasando, pero no, no es así. El llamado es a todos los ciudadanos. A todos sin excepción, para crear conciencia de la necesidad de cuidarnos y asegurarnos de no hacer todo lo necesario para continuar propagando el virus.

Que sí, que el Distrito y las autoridades de policía deben controlar, deben garantizar la seguridad y vida de los barranquilleros. Eso es verdad. Que para algunos se demoraron mucho en ordenar nuevas restricciones, también puede ser. Pero lo cierto es que el trabajo es de todos, no solo de las autoridades. La responsabilidad es compartida. Suya, nuestra.

Esta vez, la advertencia del Distrito va más allá de una multa para quien viole las normas sanitarias. Habrá denuncias penales ante la Fiscalía contra quienes sean sorprendidos promoviendo fiestas y aglomeraciones. “Quienes atenten contra la vida de los barranquilleros de manera irresponsable, sépanlo bien, podrían terminar en la cárcel”, fue la advertencia del alcalde Pumarejo al informar las nuevas restricciones. ¿Será que nos seguimos portando mal y llevamos a la ciudad a una nueva cuarentena o a cierres que solo perjudicarán la economía que tanto trabajo nos ha costado reactivar? No lleguemos a esos extremos, pongamos todos de nuestra parte.