El Heraldo
La navegabilidad por el río Magdalena reduciría los costos y tiempos que hoy en día se requieren para transportar mercancía desde la costa Caribe hasta el interior del país. Archivo El Heraldo
Economía

Las ventajas que brinda contar con un río navegable

Mediante el proyecto de recuperación de la navegabilidad del río Magdalena se apunta a disminuir los costos logísticos y así aumentar la competitividad de los productos nacionales.

El proyecto para la recuperación de la navegabilidad por el río Magdalena ha sido visto como una oportunidad fundamental para mejorar la competitividad y facilitar la cooperación a nivel regional.

Esta semana, durante el foro público ‘¿Para dónde va el río Magdalena? Riesgos sociales, ambientales y económicos del proyecto de navegabilidad’, organizado por el Centro Urbanum de Uninorte, la Fundación Friedrich Ebert en Colombia y el Foro Nacional Ambiental, expertos y académicos dejaron abiertos interrogantes sobre los impactos económicos y ambientales que pueda generar el proyecto.

El año pasado Cormagdalena adjudicó a la empresa Navelena el contrato para la ejecución del proyecto, del que se espera tener un panorama detallado en septiembre. Desde entonces han surgido críticas por la visión que la propuesta tiene del río.

En materia económica los principales impactos del proyecto apuntan al ahorro en costos logísticos. Por ejemplo, en la licitación, se estimó que un convoy de barcazas puede desplazar 7.200 toneladas en un solo viaje, donde se requerirían 240 gandolas por carretera. La navegación fluvial ahorraría entre 30 y 50 por ciento de los costos logísticos, lo que se traduce en más competitividad exportadora para los productos nacionales.

Estimaciones de Cormagdalena indican que el proyecto posibilitará ahorros en tiempo. Hoy se necesitan seis días para obtener los bienes por el río desde Barranquilla hasta Barrancabermeja (650 kilómetros), a lo que hay que añadir varios días más de camino a Bogotá por carretera. Con la expansión del río y la carretera se tardaría seis días en total transportar mercancía a la capital desde Barranquilla.

Para Guillermo Márquez, profesor de la Escuela de Negocios de Uninorte, con la recuperación de la navegabilidad del río se podrá desarrollar una nueva industria económica que se vincula a las actividades mineras, principales exportaciones del país.

“Es altamente probable que todo el sistema de transporte fluvial se desarrolle muy rápidamente ante la inversión extranjera de Trafigura e Impala, que cuentan con sus propios equipos para mover hidrocarburos, carbón y contenedores”, agregó.

El transporte fluvial incluso podría reducir los costos logísticos para la industria petrolera, pues el transporte por el río podría ahorrar hasta 13 dólares por barril, en comparación con los costos de hacerlo por carretera. Un ahorro que sería importante en medio de la coyuntura internacional del precio de este mineral.

Sin embargo, el proyecto también podría traer problemas económicos. Principalmente por el reemplazo de los grupos de camioneros y la poca importancia que se ha dado al tema ambiental y cultural del río. Hasta el momento, el proyecto solo ve al Magdalena como una vía de transporte de bajo costo, cuando obviamente el río y la cuenca son mucho más complejos.

Sandra Villardy, docente de la Universidad del Magdalena y participante en el foro, dice que el aporte será exclusivamente para los empresarios del sector de transporte y comercio. “Quedarán excluidos los millones de habitantes de la cuenca, y entrará en conflicto con otras actividades como las pesqueras en algunas zonas críticas, como pueden ser las zonas de humedales donde se construirán los puertos”, advirtió Villardy.

La economía del río

El río Magdalena, el principal afluente de Colombia, ocupa el 24,8% del territorio nacional. Según la Cepal, soporta al 70% de la población. A lo largo de la historia, ha sido preponderante en el comercio y el intercambio de bienes. La Cepal estima que produce 85% del PIB nacional. “El río es más que el agua que transita en un canal. Es un sistema complejo formado también por sus orillas y áreas de desborde”, señaló Villary.

Las actividades económicas que se desarrollan a lo largo del río Magdalena dependen de manera directa de los servicios suministrados por los diferentes ecosistemas que componen la cuenca. Según la Fundación Humedales, la producción pesquera en la cuenca del Magdalena asciende a 39.040 toneladas al año y da sustento a cerca de 35.000 pescadores.

Además, suministra más del 95% del soporte de energía hidráulica, ayuda a la generación del 75% de la producción agropecuaria, la extracción de hidrocarburos y sirve de alimentación a las economías regionales de ganadería.

“Son 21 represas artificiales que utilizan estas aguas para generación de energía eléctrica, y los sistemas de aguas servidas de los acueductos de los centros urbanos como Bogotá, Medellín, Barranquilla,
Cartagena, utilizan la hidrovía para evacuar sus aguas residuales”, resaltó Márquez.

Barranquilla, una ciudad ribereña

Al hablar de sistemas de ciudades alrededor de ríos, se debe hablar de una visión desde lo local y regional, pues las comunidades son las que más se ven afectadas por las decisiones que se toman en sus territorios.

“Barranquilla debe entenderse como una ciudad ribereña en su planeación y en sus potencialidades y poder gestionar la gran diversidad de servicios ecosistémicos suministrados por el río para generar bienestar humano y desarrollo económico”, dijo la profesora Sandra Villardy.

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