El Heraldo
Varios ciudadanos en una esquina en el centro de Barranquilla. Hansel Vásquez
Economía

Reducir la desigualdad, tarea pendiente de la región Caribe

Pese a que la economía de los departamentos de la región mantiene una tendencia positiva, las condiciones socioeconómicas de la población siguen rezagadas.

Pese a que la economía de los departamentos de la región mantiene una tendencia positiva, las condiciones socioeconómicas de la población siguen rezagadas con respecto al promedio nacional.

El ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), obliga al país a promover las buenas prácticas en política pública y social con el fin de garantizar mejoras en los niveles de desarrollo, principalmente en las poblaciones más vulnerables. En este sentido, la región Caribe será clave, pues las condiciones socioeconómicas de esta parte del país continúan con rezagos importantes frente al resto del país, pese a ser una región estratégica para la economía.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la región tiene una participación aproximada del 15 % en el PIB nacional. Sin embargo, sus niveles de desarrollo socioeconómico no muestran avances. Datos del Dane indican que en 2017 el Atlántico fue el único departamento de la región que se ubicó por debajo de los indicadores nacionales en incidencia en pobreza (24,3% frente a 26,9% nacional) y pobreza extrema (2,6% frente a 7,4%).

La desigualdad, la mala distribución de los ingresos y la baja eficiencia en el uso de recursos, que caracterizan a la región están aumentando las brechas de desarrollo socioeconómico. José Luis Ramos, profesor del IEEC de Uninorte, considera que la región necesita reestructurar la oferta institucional gubernamental de los programas asociados con la población vulnerable. “Hoy día existe una atomización de recursos en los distintos niveles de la estructura territorial que terminan siendo una oferta gubernamental débil, desequilibrada y desorientada”, dice.

Leopoldo Gómez Ramírez, director del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico de Uninorte, indica que contrario a lo que se cree, la región Caribe no es homogénea en términos de desarrollo. “El Atlántico, y en particular Barranquilla, muestran progresos significativos en indicadores de pobreza, educación, salud y empleo. Pero los demás departamentos no tanto”.

Desigualdad persiste

La economía de la región en los últimos años ha mostrado un incremento per cápita positivo, pero los niveles de desigualdad se mantienen. Según el Dane, en 2017 la región presentó un crecimiento promedio del 18,82 % en el ingreso per cápita medido por la unidad de gasto de la población, que muestra el promedio del ingreso corriente disponible de las personas del hogar no incluyendo individuos externos o trabajadores en el hogar.

En cambio, el coeficiente de Gini para los departamentos de la región, que es una medida de desigualdad donde 0 es perfecta distribución del ingreso y 1 altos niveles de desigualdad, muestran que la Guajira es el segundo departamento del país con mayor desigualdad, por debajo de Chocó (0,566), con un 0,553. El Atlántico tiene el tercer mejor índice de desigualdad en el país (0,442), por detrás de Risaralda y Cundinamarca. El índice en Bolívar es de 0,461; Cesar 0,487; Córdoba 0,468; Sucre 0,457 y Magdalena 0,485.

Luis Alexander Villarraga, director Observatorio de Educación de Uninorte, señala que tres de los factores determinantes de la distribución del ingreso y su comportamiento diferencial a nivel regional en Colombia son las dotaciones de capital humano-educación y su interacción con los retornos a este tipo de capital, la estructura ocupacional de la fuerza laboral y factores demográficos.

Bajar informalidad

En 2017, la tasa de desempleo disminuyó en todos los departamentos del Caribe y se ubicó por debajo del promedio nacional. Los menores niveles de desempleo se presentaron en Bolívar y La Guajira, con el 6,4% y 6,5%, respectivamente, mientras que Córdoba y Sucre, ambos con 9,1%, tuvieron la tasa más alta. Para Villarraga, las mejoras en las condiciones laborales, entre ellas la reducción de la informalidad y la generación de empleo asalariado, contribuyen a reducir la desigualdad.

La disminución del desempleo en la región está relacionada con el incremento de la informalidad, principalmente en los más jóvenes. Según el Dane, entre enero y marzo del 2018, en ciudades como Riohacha y Santa Marta la tasa de informalidad llegó al 64,5% y 63%, respectivamente.

También es clave mejorar los estándares de calidad de la educación que se ofrece en la región. De acuerdo con Villarraga, a pesar de la importancia que tiene la educación en el desarrollo de la región, esta es una condición necesaria pero no suficiente para garantizar desarrollo. “La educación será un factor de desarrollo en la medida que se articule con el aparato productivo y con otras políticas sectoriales de la región”.

 

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