La adquisición de la empresa petroquímica Monómeros (filial de Pequiven con sede en Barranquilla) se convirtió en un objetivo estratégico para el Gobierno nacional, que tiene un objetivo clave: fortalecer la soberanía productiva y garantizar la seguridad alimentaria nacional.
Ahora bien, el debate parte ahora si la adquisición de esta compañía venezolana viene siendo un buen o mal negocio para el país, teniendo en cuenta que para algunos analistas consultados por EL HERALDO, Monómeros ha perdido competitividad en el mercado de los fertilizantes en Colombia.
En otras palabras, los expertos señalan dos factores, uno en contra y otro a favor. La contra se basa en que las sanciones impuestas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos limitan sus operaciones comerciales y la hacen inviable. Y los que están a favor señalan que están dadas todas las condiciones para que la empresa vuelva a ser la líder en el sector de fertilizantes del país y un elemento determinante en la dinamización del agro y el campesinado.
El trámite que actualmente existe es el acuerdo de confidencialidad que firmaron Colombia y Venezuela. Dicho acuerdo, según lo que explicó el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, se cruzarán datos financieros de la compañía para que la valoración de la misma sea similar entre ambas partes “y no tener diferencias en el precio”.
“Queremos que el proceso sea transparente, técnico y viable. Por eso firmamos este acuerdo para intercambiar información financiera y establecer una metodología de valoración conjunta”, enfatizó.
En ese sentido, el ministro de Minas explicó que el objetivo es hacer una metodología de valoración que no distancie a ambos países en cuanto al precio de Monómeros, ya que, según indicó, hay distintas versiones sobre esto: “Se habla que Monómeros cuesta USD70 millones o incluso USD350 millones”, aseveró.
Para Palma, Monómeros será una pieza clave en el viraje energético y agrícola del país; y una puerta a la integración binacional, pensando en una interconexión eléctrica, una zona económica especial y la cooperación energética con Venezuela.
Una breve historia
Monomeros Colombo Venezolanos S.A. es una empresa petroquímica con una historia que se remonta a 1967, cuando fue fundada como un proyecto binacional entre Colombia y Venezuela.
Inicialmente, estaba compuesta por el Instituto de Fomento Industrial, Ecopetrol (de Colombia) y el Instituto Venezolano de Petroquímica (de Venezuela).
Con el tiempo, Pequiven, la empresa sucesora del instituto venezolano, adquirió el control total de la empresa. La empresa se dedica a la producción y comercialización de fertilizantes y otros productos petroquímicos, y ha sido un actor importante en la industria y la agricultura de ambos países. Su historia ha estado marcada por momentos de colaboración, pero también por disputas sobre su control y administración, especialmente entre los gobiernos de Colombia y Venezuela.
Además, históricamente es recordada, especialmente en Barranquilla, como una prestigiosa empresa en la que los mejores profesionales de la capital del Atlántico y de la Costa Caribe colombiana querían trabajar.
Los pro y contra
Como es bien sabido, algunos halagan y ven esta compra como la ideal, y otros la ven como innecesaria.
En diálogo con EL HERALDO, el ex ministro de Agricultura, Andrés Valencia, expuso que el gobierno está sobredimensionando el impacto que tiene Monómeros en el mercado de fertilizantes.
“El Gobierno intenta transitar una narrativa en donde los argumentos que vienen planteando no son ciertos, no son correctos. Hemos visto reportes donde dicen que Monómeros interviene más o menos el 80 % del mercado de fertilizantes para los agricultores, y eso es falso, o que tiene el 40 % del mercado total de fertilizantes en Colombia, también es falso. Entonces, primero que todo hay que aterrizar el tamaño de Monómeros en relación con el mercado de fertilizantes en el país”, socializó Valencia.
En ese sentido, agregó que la mejor forma de medirlo es, primero, por las importaciones, ya que dicha compañía importa la urea y los demás fertilizantes, por ende, Monómeros no tiene esa soberanía.
“Monómeros, al igual que las otras empresas, hacen el mismo procedimiento con los fertilizantes, acá lo mezclan, le agregan otros elementos de producción nacional, pero ninguna empresa en Colombia produce fertilizantes de cero porque nosotros no tenemos ni el gas ni la tecnología para producir urea, no tenemos ni producimos fósforo en grandes cantidades para hacer los fertilizantes oxidados”, explicó el ex ministro de Agricultura.
Añadió que la compañía no va a resolver “la situación de soberanía”, que es una palabra que al Gobierno le gusta mucho utilizar en materia de importación de fertilizantes.
Recordó que Monómeros el año pasado importó cerca de 200 mil toneladas de materias primas para hacer sus mezclas de fertilizantes compuestos y simples que vende en el mercado nacional.
“Y esas 200 mil toneladas fueron equivalente a más o menos al 9,3 % de todas las importaciones de fertilizantes que hizo Colombia en el 2024. Colombia necesita cada año más o menos 2.100.000 toneladas de fertilizantes importados, que se transforman en otras cosas ya compuestos, mezclados, etc, para el mercado interno. En esas participaciones, o en ese mercado de importación, Monómeros es solamente es del 9,3 %. Y si uno lo mira por las ventas, esta compañía es es más o menos el entre el 12 y el 14 %. Entonces, no hay posibilidad de que Monómeros atienda el 80 % del mercado de los pequeños productores”, recalcó Valencia.
Por su parte, el ex congresista César Lorduy, quien conoce de lleno el tema de petroquímica venezolana, socializó que sí o sí, la venta, es la posibilidad de poder garantizar la existencia de esa compañía.
“Y esto no solamente tiene que ver con la existencia en la producción de fertilizantes para Colombia, sino también la garantía en la permanencia de más de 600 trabajadores directos y otros cientos indirectos sumándole contratistas que, en un 99 % están en Barranquilla. Sí o sí necesitamos una empresa que se mantenga, opere, incluso que se desarrolle con sede en Barranquilla, porque es generadora no solamente de empleo, sino además de tributos para la ciudad”, destacó Lorduy.
Acto seguido, el ex congresista ve con buenos ojos la venta, ya que no es nada diferente a lo que se tenía en el pasado.
“Antes del año 2006, Monómeros era en un 47 % propiedad del Estado colombiano a través del IFI (Instituto de Fomento Industrial) y de Ecopetrol. Es decir, volvemos a lo que teníamos en el año 2006, y pudiera ocurrir que sea esa compra del Estado colombiano a través de Ecopetrol, porque podría permitir que Monómeros, en el desarrollo de la petroquímica, pueda cumplir un papel supremamente importante para no solamente ser productor de fertilizantes, sino de otros productos químicos que Colombia necesita, por ejemplo, el amoniaco”, dijo Lorduy.
El experto en temas agropecuarios Indalecio Dangond resaltó que el negocio es viable, y por ende Colombia debe aprovechar para comprar gran parte de esas acciones.
“Esto conviene, porque es una empresa que tiene una historia, está muy bien posicionada, tiene el río Magdalena y el terminal marítimo de Barranquilla. Ellos fueron líderes en el pasado, más allá que hoy en día han perdido mercado. La empresa hay que hacerle una valoración, mirar cómo está el ebitda, el patrimonio, los pasivos, pero en realidad viene siendo un gran negocio para Colombia y también para Barranquilla”, expuso.
Sobre la licencia Ofac
Este tema es catalogado como “complejo” para los analistas. Andrés Valencia afirmó que Colombia no debería comprar una acción de un gobierno que es sancionado por los Estados Unidos.
“No hay que olvidarnos que el gobierno de Estados Unidos está pagando una recompensa de USD25 millones por Nicolás Maduro y por todo el séquito de delincuentes con el que él trabaja. Monómeros hoy opera con una licencia de la Ofac, que le ha limitado sobre todo la capacidad para conseguir capital de trabajo para comprar y pagar los fertilizantes que importan. Tienen una licencia que limita las operaciones financieras con las entidades de financiamiento internacional y nacional. Entonces, hoy en día la compañía tiene un acceso muy limitado al crédito”, precisó Valencia en su análisis.
Cuestionó: ¿Que esa situación cambie con Ecopetrol? Pues primero tiene que resolver el chicharrón de la licencia Ofac .¿Qué hacemos para que Colombia no aumente el riesgo de ser sancionado por el gobierno Trump por hacerle un favor a Maduro y comprar ese activo?”.
Valencia señaló que Ecopetrol es una empresa que cotiza en la bolsa de Nueva York. “Es una empresa que es pública, por lo tanto, las acciones de relacionamiento comercial con un gobierno sancionado pueden generar sanciones a Ecopetrol y, por supuesto, al país. Entonces, ese es otro riesgo”.