De Mario a Mauro, ya son 10 los arqueros uruguayos en la historia de Junior. Mario Thull, en 1968, fue el primer charrúa en ponerse el buzo del ‘Tiburón’. Mauro Silveira lo empezará a vestir a partir de este jueves, cuando finiquite y formalice su vinculación con el club.
El cancerbero, de 25 años de edad, que surgió en Montevideo Wanderers, el único equipo de su carrera hasta ahora, llegó ayer a Barranquilla para prolongar la presencia uruguaya en la portería rojiblanca, que ya acumula 15 años consecutivos pintada de celeste por Sebastián Viera y Santiago Mele, que dejaron una huella gigante e indeleble en la historia de la escuadra caribeña con sus espectaculares y providenciales actuaciones.
Mauro Santiago Silveira Lacuesta tiene un reto inmenso. Será el heredero de Mele, que se fue vendido a Rayados de Monterrey después de levantar un título de Liga (2023 I) y reemplazar con lujo de detalles a nada más y nada menos que a Viera, el más ganador y legendario de los nueve arqueros uruguayos que ya han pasado por Junior en casi 101 años de historia.
Varios de sus compatriotas han protagonizado momentos estelares en más de un centenario de existencia. Thull, que inició la saga de cuidapalos uruguayos en Junior, defendió el arco, junto a Arturo Segovia, su compatriota Nelson Díaz, Carlos Peña y Hermenegildo Segrera, en aquel memorable juego entre Junior y Santa Fe que significó el debut y despedida del legendario Manuel Francisco dos Santos, mejor conocido como Garrincha, el 25 de agosto de 1965, en el estadio Romelio Martínez.

Muchos lo consideran como uno de los mejores porteros charrúas que ha pisado las canchas del balompié colombiano. Llegó a Junior procedente del Cúcuta, donde había tenido actuaciones colosales.
Pasaron 10 años para que Junior volviera a contar con manos salvadoras que venían del país del sur. Lorenzo Carrabs tuvo su primer ciclo en Junior entre 1978 y 1979, con solo 24 años de edad. Un arquero sobrio, seguro, que daba pocos rebotes. Vino del Danubio de Uruguay.
Luego de vivir siete temporadas exitosas en Atlético Nacional, regresó en 1987 al cuadro tiburón y aquí permaneció hasta 1989. Sin duda ha sido uno de los cuidapalos más destacados en el club.

En 1986, un año antes del retorno de Carrabs, otro golero charrúa estampó su nombre en un momento inolvidable de la historia del club. Carlos Mario Goyén se estrenó el estadio Metropolitano.
Fue el guardián de la cabaña en el partido inaugural del ‘Metro’ que disputaron Junior y la selección Uruguay, el 11 de mayo de 1986, con triunfo 2-1 para ‘la Celeste’. Y también atajó en el duelo amistoso entre los ‘Tiburones’ y la selección Argentina, tres días después (14 de mayo).
Goyén, que vino a Junior procedente del Independiente de Avellaneda tras salir campeón de la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental, brilló tanto en el partido que el conjunto currambero empató 0-0 ante ‘la Albiceleste’ de Diego Maradona que EL HERALDO tituló: Goyén 0, Argentina 0.

Fernando Alves, campeón en la Copa América Uruguay-1995, con providenciales intervenciones suyas, estuvo un año antes en Junior. Entró a la ‘Puerta de Oro’ con 35 calendarios a cuestas a pelearle el puesto a José María Pazo, que salió airoso en la competencia como lo hizo con cada uno de los guardametas locales y extranjeros que le trajeron en la década del 90.
Pazo era el titular y se mantuvo “firme en ese arco”, como dice la canción ‘El cumbión de Junior’, pero Álvez era un portero experimentado y con buen nivel, por eso después salió campeón del continente con su selección.
Después del retiro de Pazo, Junior pasó varios años buscando un arquero que se adueñara de la portería. En ese proceso desfilaron sin suerte tres nombres charrúas: Robert Dante Siboldi (2001), Cristian Mauricio Caro (2004) y Adrián Berbia (2009-2010).
Siboldi, que actualmente es un técnico exitoso en el fútbol mexicano, arribó con 35 años y un sobresaliente recorrido a cuestas, con títulos en Uruguay y en territorio azteca, incluido el trofeo de la Copa Libertadores que logró con Peñarol en 1987.

Reemplazó a René Higuita, que se había marchado en medio del torneo. Ostentaba charreteras y demostró que tenía cualidades, pero ya estaban un tanto añejas. Llegó ya en el ocaso de su carrera.
En el primer semestre de 2004, con la dirección técnica de Jorge Luis Pinto, se contrató a Caro, un arquero que no tenía las credenciales de sus compatriotas y colegas que lo antecedieron, pero venía recomendado por Carrabs.
“Lamento tener que decirlo, pero Carrabs me engañó”, dijo Pinto al hacer un balance del paso fugaz de Caro por Junior.
Evidenció que tenía un muy buen saque, pero tapando no superaba en nada a Carlos ‘el Enfermero’ Pérez, quien se quedó con la titular sin mayores problemas.
Berbia vino tras coronarse campeón y ser figura en el América de Cali, pero aquí su desempeño resultó muy por debajo de las expectativas. Fue blanco de críticas durante la temporada y en la final que se perdió ante Once Caldas en 2009.
Aunque Junior quiso rescindirle el contrato después de una eliminación en fases previas de la Copa Libertadores 2010, nunca se logró un acuerdo y decidió mantenerse en la nómina hasta que se le acabara el vínculo laboral, a pesar de que no estaba en los planes de Diego Umaña e iba a ser emergente de Didier Muñoz y Carlos ‘el Peto’ Rodríguez.
Salió campeón en 2010 como suplente del ‘Peto’ Rodríguez, quien era el tercer golero, pero finalizó la campaña de titular por el discreto desempeño de Berbia y Muñoz.

Ya en 2011, después de muchos fichajes fallidos para la responsabilidad de asegurar el marco tiburón, por fin apareció alguien que convenció, se afianzó y se convirtió en capitán e ídolo, Sebastián Viera.
Doce años y medio después, tres trofeos de Liga, dos de Copa Colombia, dos de Superliga y un subcampeonato en Copa Sudamericana, entre muchos otros logros, Viera le dijo adiós a Junior y le dejó la herencia a Mele, quien ahora se la traslada a Silveira para extender la hegemonía celeste y defender la portería rojiblanca con garra charrúa.
