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El center field tiene 400 pies de distancia desde home. Josefina Villarreal
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¿Por qué es tan difícil pegar jonrones en el Édgar Rentería?

El escenario de Montecristo se ha convertido en un verdadero enemigo de los toleteros debido a que recibe mucho viento proveniente del Río Magdalena.

La escena se ha repetido en más de una ocasión. Un toletero conecta un fuerte tablazo que levanta a todos los asistentes. La bola parece irse y el grito de “¡A lo profundooo!”, del narrador dominicano Ernesto Jérez, se escucha en el imaginario de los amantes de la pelota caliente, pero lo que parecía un cuadrangular sin discusión pierde fuerzas en las alturas y termina cayendo mansamente en el guante de algún jardinero antes de llegar a su potencial destino. Lo cierto es que el estadio Édgar Rentería indudablemente tiene su encanto y su embrujo. La majestuosidad e imponencia de su infraestructura lo convierten en el mejor escenario de pelota del país y en uno de los más dotados de Latinoamérica, pero a la vez tiene factores propios que retan a los bateadores con mucho poder con el madero, quienes en más de una ocasión han sufrido los estragos de ver como un potente elevado suyo termina siendo un fly tranquilo para los guardabosques que custodian los prados del ‘gigante’ de Montecristo.

Sacarla del parque de la capital del Atlántico no es una tarea fácil. La fría, impredecible y por momentos fuerte brisa que llega proveniente del río Magdalena se ha convertido en el principal aliado de los lanzadores, a quienes el semblante le ha cambiado y han podido a desenterrar la cabeza de la arena tras darse cuenta que el asunto no pasó a mayores cuando les rompen el conjuro sobre la lomita.

Todo lo anterior tiene su razón de ser. El estadio Édgar Rentería, antiguamente conocido como Tomás Arrieta, tuvo una rotación de 180 grados luego de ser reconstruido para ser la joya de la corona en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018. Tras la intervención, el escenario de la pelota caliente quedó mirando al río Magdalena por lo que la brisa proveniente del cuerpo de agua frena la velocidad de la bola cuando tiene destino de irse del parque.

“Es el estadio más difícil para sacarla de jonrón en Colombia. Hay mucho viento en el left field y eso dificulta mucho”, dice Audy Ciriaco.

“La verdad es que dicen que es un estadio difícil para pegar jonrones, pero no hay que prestarle atención a eso. Lo importante es que tiene un buen campo y es un escenario muy lindo. El estadio te brinda todo y eso hace que uno se sienta mejor cuando juega. Igual nosotros siempre vamos a tratar de mostrar nuestro poder. De eso no hay duda”, manifestó el grandesligas Dilson Herrera, quien en la presente temporada defiende los colores de Caimanes.

El estadio Édgar Rentería puede compararse con el AT&T Park de los Gigantes de San Francisco, que al igual que escenario de Montecristo, es catalogado como uno de los estadios más complicados para despachar un cuadrangular en las Grandesligas debido a que detrás de los jardines se encuentra la bahía de una de las ciudades más icónicas de California.

“No es un estadio para jonroneros. Me hace acordar mucho al estadio Luis Aparicio en Maracaibo. Aquí se han conectado batazos que en otro estadio se irían, pero aquí el viento que está en contra hace que el escenario sea difícil. Por eso nosotros tenemos que apegarnos a lo que sabemos hacer y poner la bola en juego. No hay que tratar que nuestro juego se base en pegar jonrones porque sería un fracaso”, aseguró Lipso Nava, mánager de Caimanes.

“Los pitchers se sienten más confiados, el viento los ayuda y saben que es difícil que les saquen la bola del estadio”, dice D. Mavárez.

En el caso del escenario criollo, los bateadores derechos sufren más para sacar la pelota por el jardín izquierdo debido a la proximidad de este con las corrientes de aire que llegan provenientes del río y que se acentúan mucho más en fin de año, época que coincide con el inicio de la Liga Colombiana de béisbol Profesional.

“Yo creo que es el estadio más difícil donde yo he jugado (risas). También hay que aclarar que pegar un jonrón no es algo fácil, siempre es duro. Lo que pasa es que en Barranquilla hay mucho viento en el estadio y eso frena la bola cuando la conectamos. En lo personal siento que es más complicado por el left field, donde se siente más la corriente”, manifestó Audy Ciriaco, MVP de la serie final del año pasado con los Caimanes.

El pelotero dominicano, quien es una de las figuras de la novena reptil, explicó que aprovechan cuando no hay viento para hacer swing a la pelota.

“En otros estadios de Colombia es más fácil batear porque la bola corre mejor. Yo conecté un jonrón este año porque creo que ese día no había viento y eso ayuda. Cuando no es así la bola tiene que seguir por una línea”, agregó.

Francisco Acuña, pelotero de Caimanes de Barranquilla.

Opinión de pitchers

Los lanzadores que han actuado sobre la lomita del estadio Édgar Rentería no toman mayores cartas en el asunto sobre la brisa del escenario y aseguran que solo salen a hacer su trabajo y evitar  mayormente que les hagan contacto.

“En cualquier estadio tenemos que cumplir con el trabajo. Uno no piensa en esas cosas. Estamos enfocados en salir adelante cuando nos toca la oportunidad de jugar”, dijo por su parte Will Changarotty, lanzador de los Gigantes de Barranquilla.

Por otro lado, en la presente temporada de la Liga Colombiana de Béisbol Profesional solo dos jonrones se han registrado en las seis fechas que se han jugado en el estadio Édgar Rentería. Jordan Díaz, de los Leones de Santa Marta, y Audy Ciriaco, de los Caimanes, fueron los autores de la jugada más esperada de la pelota caliente.

“El estadio Édgar Rentería fue construido para lanzadores. Ellos se  sienten confiados porque saben que es difícil que les conecten un batazo. El viento hace su efecto y eso los ayuda mucho a ellos”, dijo Daniel Mavárez, coach de los Gigantes.

Carlos Triunfel intenta hacer contacto con la bola.

Primer jonrón

El pelotero dominicano Jhonatan García entró en la historia del nuevo diamante Édgar Rentería al ser el artífice del primer cuadrangular, un logro que obtuvo el 1 de junio del año pasado en un juego amistoso que disputó Colombia ante la novena isleña.

García, que hizo parte de la organización de los Dodgers hasta 2015, se voló la cerca del jardín izquierdo.

Posteriormente, los colombianos Dewin Pomare y Diover Ávila también la sacaron del parque  en un juego en el que la novena nacional venció 7-3 a Venezuela, en juego válido por los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018.

Demolición

El antiguo estadio Tomás Arrieta era un escenario mucho más favorable para conectar un cuadrangular debido a que el viento estaba a favor de los bateadores. El extinto estadio tenía los jardines en sentido contrario al Magdalena por lo que la brisa proveniente del cuerpo de agua. Hoy en día lo que antes era el jardín izquierdo hoy es el derecho debido a la rotación de 180 grados que sufrió el estadio tras ser intervenido para los Centroamericanos.

Vista aérea del antiguo estadio Tomás Arrieta.
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