El Heraldo
Carlos Valderrama y ‘Niche’ Guerrero celebran un gol ante América en aquella final de 1993. Fernando Panesso aparece validando la anotación.
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¿Cuánto le ofrecieron a Panesso para que Junior perdiera la final de 1993?

El ex árbitro caldense cuenta en el libro ‘Junior de Barranquilla inédito’ que trataron de sobornarlo para que ayudara al América a ganar.

Los 80 y 90 fueron décadas complejas y corruptas en el fútbol colombiano. El dinero del narcotráfico se lavaba en algunos clubes del balompié nacional y sus mafiosos dueños sobornaban rivales y árbitros para ver estrellas en sus escudos.

Existen varios testimonios y libros que corroboran esa situación que manchó la historia la pelota en nuestro país. Hasta un árbitro, el bolivarense Álvaro Ortega (que representaba al Atlántico), fue asesinado en aquellos tiempos (1989).

“En nuestro fútbol no ganaba el mejor, a Junior lo robaban. En todas las finales que nos tocaban por fuera estábamos listos, no había nada qué hacer. La del América allá en 1985 fue un robo terrible. Un descaro absoluto”, expresó exfutbolista barranquillero Juan Carlos Abello, en una entrevista en EL HERALDO en 2005.  

Y parece que la final de 1993 también tuvo manos oscuras tratando de manipular los resultados que finalmente coronaron campeón a Junior tras imponerse en un cuadrangular en el que América, Nacional y Medellín eran sus adversarios.

Según, Fernando Augusto Panesso Zuluaga, el árbitro del partido que los ‘Tiburones’ le ganaron 3-2 al América, el 19 de diciembre 1993 en el estadio Metropolitano, con un gol agónico de Oswaldo Mackenzie, un sujeto llegó a la puerta de su hogar en Armenia y le ofreció 30 millones de pesos para que ese compromiso lo ganaran los ‘Diablos Rojos’.

El relato de este episodio y de todo lo que Panesso vivió en aquella recordada y emocionante final está plasmado en el libro ‘Junior de Barranquilla inédito’, una publicación de EL HERALDO creada y dirigida por el periodista barranquillero Gabriel Jessurum, con la participación de 60 de los mejores cronistas de la región y el país.          

“La designación arbitral para la final del 19 de diciembre me llegó el jueves 16, y al día siguiente por la mañana, en la puerta de mi casa en Armenia, una persona me abordó y me dijo que venía a ofrecerme 30 millones de pesos —unos 260 millones hoy en día, según el índice de precios al consumidor del DANE— para que pitara a favor del América de Cali”, cuenta Panesso en el libro, que contiene 200 diseños exclusivos y 346 páginas con crónicas y perfiles de los jugadores más representativos de la historia del ‘Tiburón’.

“Mi respuesta fue un no rotundo, ya que por encima de todo estaban mis principios y valores de honorabilidad; además, le dije que el mundo futbolero iba a estar pendiente de esa final. Antes de marcharse, él hombre me advirtió que si yo recibía algo por parte del Junior —propuesta que jamás existió—, ya sabía lo que me iba a pasar. Durante las horas previas al viaje, varias veces llamaron a mi residencia para amenazarme a mí y a mi familia”, dice Panesso en su escrito.

“Esto solo es un ejemplo de lo duro que fue arbitrar en Colombia por aquel tiempo. Y cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de lo mucho que soportamos nuestros colegas y yo, y hasta la poca conciencia que tuvimos con nuestras familias e incluso con nosotros mismos”, agrega el exárbitro caldense.

LA MOLESTIA DE FUAD CHAR ABDALA

Lo curioso de esa última jornada del cuadrangular final, en la que Nacional y Medellín, que jugaban en el Atanasio, también tenían opción de título, es que Panesso era ‘el malo de esa película’ en ese repleto Metropolitano.

El juez central era blanco de insultos y críticas de parte de los hinchas porque consideraban que le estaba metiendo la mano a Junior en favor del América. Puntualmente le cuestionaban la sanción de un penalti para los escarlatas por una mano de Iván René Valenciano y, sobre todo, el anularle un gol al ‘Bombardero’ por una supuesta falta contra Jorge Bermúdez, zaguero rojo.

“El entonces senador Fuad Char (accionista de Junior), quien había bajado al terreno de juego, me empezó a insultar con palabras muy fuertes e incluso parecía que tenía ganas de agredirme, hasta el punto de que las autoridades lo sacaron del terreno de juego. Con el tiempo, entendí que el máximo accionista del Junior estaba muy presionado, y por ende alterado, puesto que su equipo iba a cumplir trece años sin ser campeón y en torneos largos, lo cual era más difícil de asimilar”, escribió Panesso en ‘Junior de Barranquilla inédito’.

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