No es cuestión de aliento. No es con una etiqueta optimista en redes sociales (#YoMeMonto). No es gritándole 'desagradecidos de mi…' a los hinchas que silbaron a los jugadores después de la derrota 1-0 ante Perú. No es cruzando dedos. No es quejándose y hablando tanto. ¡Es con fútbol en la cancha! ¡Con calidad y precisión! ¡Con trabajo colectivo! ¡Con solidaridad! ¡Con ingenio! ¡Con desparpajo y atrevimiento! ¡Con carácter y valentía! ¡Con viveza y concentración! Y, por supuesto, ¡con goles!
Nada de eso mostró la selección Colombia ante Argentina y terminó perdiendo 1-0, en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, en la noche de este martes, en la antepenúltima jornada de la Eliminatoria Sudamericana al Mundial de Catar-2022.
Siete partidos sin ganar y sin anotar siquiera un triste gol (¡SIETE JUEGOS SIN GOL!) siguen alejando al combinado patrio de la cita ecuménica. Increíblemente continúa teniendo opciones matemáticas de luchar y alcanzar un cupo mundialista, pero la desinflada futbolística en que se encuentra no invita a subirse en el bus de la ilusión. #NadieSeMontaSinGoles
La Selección salió en una actitud conservadora, más estresada por neutralizar a ‘la Albiceleste’ que por desafiar y romper su resistencia.
Se esperaba que Juan Guillermo Cuadrado y Luis Díaz aparecieran como extremos acompañando a un James Rodríguez libre y un Miguel Borja en punta, pero Reinaldo Rueda realmente formó un precavido 1-4-1-4-1, en el que James cubría el costado derecho y Cuadrado se acomodaba como interior al lado de Matheus Uribe, quien estuvo más errático que nunca.
Uribe no tenía la fuerza para contener la embestida anfitriona ni la claridad para distribuir el balón y sacar al equipo. Devolvió varias pelotas y comprometió a los hombres de la defensa en medio de la presión del adversario.
James, que se molestó por la silbatina del público tras la caída ante los Incas, no hizo una presentación digna de aplauso. Brilló por su ausencia. Deambuló por la cancha sin ton ni son. Solo transpiración, nada de inspiración.
En general todo el equipo se veía a media luz, sin aura ganadora. Había como desánimo y falta de confianza. Era como si no hubiesen superado el golpe ante Perú.