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Todos podrán preguntarse qué es lo que le ha pasado al fútbol brasilero. Parece ser que han intentado ponerse a la par con los europeos con un fútbol cerrado con énfasis en el cuidado atlético, lejos de las gambetas de Garrincha, la magia de ‘O Rei’ Pelé o la elegancia de Zico.

Hoy, el ‘jogo bonito’, término que alude a la creatividad y los movimientos rítmicos con el balón, están a la inversa de la flamante Selección del Brasil de 1970, campeona en México, o de la exquisita que se paseó por España en 1982, pese a que no logró conseguir el título Mundial.

Desde siempre Brasil ha dictado cátedra con su fútbol vistoso, creativo y contundente. Pero la Canarinha de Scolari no encaja en el molde de antaño donde había jugadores de gran renombre.

En 1970 el espectáculo desfilaba por los pies de Pelé, Jairzinho, Tostão, Carlos Alberto, Gérson y Roberto Rivelino, una constelación de estrellas que hacían levantar tribunas para aplaudir su juego, dirgidos por nada más que Mario Zagallo, una leyenda que alcanzó también a ser campeón del mundo como jugador en 1962 junto a Garrincha, Vavá y el mismo Pelé. Y qué decir de la generación de los 80, con Zico, Sócrates, Falcão y Roberto Dinamita, solo por nombrar algunos ingredientes de buen fútbol.

Generaciones que no se aproximan en el horizonte.

Brasil, ahora sabe cometer faltas, ralentizar el juego o practicar lo que algunos técnicos denominan el otro fútbol cuando beneficia a sus intereses.

Lo que pasó el martes en el Mineirao ante Alemania fue quizá un castigo a la estrategia 'poco brasilera' de Felipao o un mazazo para que se haga un alto en el camino y con cabeza fría se enmiende el camino de un país obligado a lucir y ganar, pero siempre aplicando hacia el fútbol desequilibrante, jamás lejos a las raíces de la Verdeamarela.

En el fatídico juego los germanos parecían que haber clonado el fútbol brasilero para jugar bien y hacer los movimientos acertados, con perfectas combinaciones, para aniquilar a su rival en media hora de juego.

En el mismo instante de la demolición muchos pensaron si hubiese pasado lo mismo ante la presencia de Kaká, Ronaldinho y Robinho, todos excluidos por el timonel anfitrión.

Brasil sigue siendo un país pentacampeón Mundial, títulos obtenidos con jerarquía y con el famoso ‘jogo bonito’, hoy, desaparecido en la piel de los Fred, Bernard, Willian y Hulk.

Los grandes de Brasil

Pelé

Considerado el mejor futbolista de la historia en Brasil. ‘O Rei’ ganó tres Copas del Mundo (1958, 1962 y 1970).

Garrincha

Eludir rivales era su especialidad. Es considerado el mejor regateador de todos los tiempos.

Tostao

Jugador zurdo dotado de gran calidad técnica. Anotó 32 goles con la Verdeamarela.

Jairzinho

Campeón con la flamante Brasil del 70. Marcó en los seis juegos rumbo al título.

Sócrates

Capitán de la selección brasilera del Mundial de España 82. Sócrates fue también médico.

Roberto Rivelino

Era un especialista para los de penales y tiros libres. Marcó 26 goles con los cariocas.

Zico

Fue apodado el ‘Pelé blanco’ por su elegancia con el balón y sus gambetas.

Romario

Campeón Mundial en Estados Unidos 94. Marcó más de 750 goles en su carrera.

Rivaldo

Su zurda prodigiosa asombró al mundo. Logró el título Mundial en el 2002.

Ronaldinho

Sinónimo de magia, goles y espectáculo, Dinho fue el mejor del mundo en el 2005.

Ronaldo

‘El Fenómeno es considerado el mejor 9 de la historia. Marcó 62 goles con su país.