El Heraldo
Los estudiantes de la promoción del 69 del Sagrado Corazón entregan la carta original a Beatriz Aguilar. John Robledo
Cultura

La carta recuperada que Meira Delmar escribió a un alumno hace 25 años

En la misiva, que ahora se suma al legado de la poeta, esta habla de sus experiencia como profesora en el Colegio del Sagrado Corazón.

Por Kirvin Larios

“Recuerdo que a veces solía mirar, a través de la gran ventana, los barcos que surcaban el Magdalena con rumbo a Bocas de Ceniza, donde tendrían que encontrarse con el mar Caribe, todos camino a lo ignoto. Y pensaba, entonces, que como esos barcos eran ustedes, y que la vida era el mar”. 

Con estas palabras firmadas el 6 de julio de 1995 la poeta barranquillera Meira Delmar respondía la carta de uno de sus exalumnos, Carlos Visbal Galofre, quien días antes le había escrito a su antigua profesora en agradecimiento por los dos años en que con él y un grupo de compañeros recibieron sus clases de literatura, cuando apenas cursaban quinto y sexto de bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón de Barranquilla.

El motivo que llevó a Visbal Galofre a escribirle a su antigua maestra, más de 25 años después de haberse graduado, fue una noticia que leyó en los diarios       EL HERALDO y El Tiempo: Delmar acababa de recibir un reconocimiento nacional que no recuerda cuál es (probablemente la Medalla del Instituto Colombiano de Cultura, recibida por esas fechas).  Ya por entonces Visbal, Ingeniero  Industrial y Mágister en Administración de Empresas, vivía en Bogotá, por lo que decidió escribirle a su profesora y poeta que vivía en Barranquilla. 

“Fue una gran alegría recibir tu carta, pues ella me trajo la certeza de que no siempre el paso del tiempo trae consigo el olvido”.

En su breve carta, el exalumno del Sagrado Corazón  agradecía, en nombre propio y de sus compañeros, por todas las enseñanzas que había recibido de ella y por la alegría con que recordaba haber sido su alumno.  

Pronto, Delmar le respondió a “Carlitos” con estas primeras palabras: “Fue una gran alegría recibir tu carta, pues ella me trajo la certeza de que no siempre el paso del tiempo trae consigo el olvido”. 

Esa hoja tamaño carta, ya marrón por la lignina y el paso del tiempo, pero notablemente cuidada y conservada (Visbal la tuvo siempre guardada dentro de un libro), hoy hace parte del la Biblioteca Departamental Meira Delmar, cuyo Museo y Centro de Documentación está dedicado a salvaguardar y difundir el legado de la poeta.

Escrita a máquina y firmada a mano, la carta fue  entregada la mañana del pasado domingo en el festejo del 50 aniversario de aquella promoción de estudiantes a la que Delmar se refirió como “barcos” en camino a lo desconocido. 

En su poesía introdujo constantes referencias al mar y a la naturaleza, en la que encontró significaciones y músicas propias.

Posiblemente la decisión de donar la carta se remonta a cinco años atrás, durante una misa  de egresados en la que, en la celebración de su aniversario número 45, decidieron leer la carta en grupo. Un lustro después, reconociendo que la importancia de la obra y vida de Delmar trascendía el ámbito de lo que ellos vivieron con ella y que hacía parte de una memoria tanto privada como colectiva, optaron por dar el documento al archivo del Museo que lleva su nombre.    

Así, los ex alumnos se encontraron en el recinto de paredes rosadas ubicado en la segunda planta de la Biblioteca, rodeados de cuadros que pertenecieron a la poeta, firmados por artistas como Cecilia Porras, Gloria Mejía y Ángel Loochkartt. 

Tras ver una proyección en la que Delmar declamaba con voz clara y pausada algunos de sus poemas, recorrieron el Museo observando los muebles, las condecoraciones, la colección de cofres, los retratos, cartas y hojas sueltas de su maestra de literatura.

Visbal, que vivía en Bogotá cuando recibió la carta, afirma que  “con su estilo y cercanía [Delmar] nos abrió la puerta de la literatura”. También recordó que ella, como amiga y lectora de García Márquez, les “abrió el mundo mágico de Macondo”.

Los reunidos recordaron asimismo el Himno de la Tuna Corazonista de su colegio, escrito para ellos en 1968 por su propia profesora y con música de Pedro Biava, amigo cercano de la autora.

La primera estrofa, escrita con el mismo cuidado del resto de su obra literaria, dice: “La noche se va llenando / de cantos y de rumores / y brillan, entre las sombras / las cintas de mil colores / A su ventana de nubes / asoma el rostro la luna / porque le ha dicho un lucero / que está llegando… la Tuna”. 

En un comunicado firmado por varios de los egresados, dirigida en forma de carta a su profesora, se leen estas palabras de gratitud de los alumnos: “Nosotros, después de 50 años de habernos dejado guiar por el encanto de tu palabra, sentimos tu presencia y seguimos teniendo intactas tus enseñanzas, aunque a través de tu poema Huésped sin sombra, hayas afirmado que Nada deja tu paso por la tierra”.  

Beatriz Aguilar, directora de la Biblioteca, reconoció la importancia de recibir el documento firmado por la poeta barranquillera, pues “la idea es que el Museo albergue los documentos originales de Meira que hay en todas partes”. Además recalcó que recibirla después de casi 25 años de haber sido escrita “era conmovedor” y demuestra “lo mucho que los estudiantes quisieron a Meira”. 

Aguilar aprovechó para contarle a la promoción algunos recuerdos de la biografía de su profesora. Dijo que durante la presentación de uno de sus libros, un asistente la elogió públicamente por sus poemas, afirmando que todos los barranquilleros debíamos agradecer los “amores imposibles” de la escritora, pues bajo su influjo había escrito su poesía. Meira replicó que hubiera preferido que no fueran imposibles, aunque no hubiera escrito nada.  Los asistentes rieron. 

Celebrada en vida  por autoras como la santandereana Elisa Mújica y la uruguaya Juana De Ibarbourou, Meira Delmar murió a los 86 años el 18 de marzo de 2009. En su poesía como en sus cartas, introdujo constantes referencias al mar y a la naturaleza, en la que encontró, como pocos, un sistema de significaciones y de músicas propias. También habló del amor que hay en el desamor, y en un poema aludió a eso que hoy sus exalumnos tratan de impedir recordándola y recordándose en ella: “el olvido y su tenaz acoso”.

La poeta Meira Delmar.
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