El Heraldo
Con llamativas ilustraciones, los escritores narran la historia de esta escritora que dejó varias obras. Cortesía
Cultura

El exilio de Enheduanna, la primera autora de todos los tiempos

La Editorial Círculo Abierto presenta la historia de Enheduanna, la primera autora de textos literarios en la baja Mesopotamia hace 4300 años.

¿Por qué no han existido grandes artistas mujeres? Es el título del ensayo escrito por Linda Nochlin, historiadora del arte estadounidense. Conocí este ensayo hace unos años y desde que lo leí me pregunto por la historia de las mujeres en el arte y en la literatura.

Está de más repetir que la configuración del mundo humano puso un velo sobre la inteligencia de las mujeres, no por pura maldad, aunque algunas veces sea así, sino porque las condiciones de la vida natural y nuestra interpretación de ella situó a la mujer lejos de los lugares de poder y le asignó un único lugar y una tarea suprema: el sostenimiento y el futuro de la especie, la procreación.

Más que profundizar en los argumentos que la autora nos da para mostrar que sí existen y siempre han existido grandes mujeres artistas, aunque la industria y las instituciones lo ignoren, quiero abrir la pregunta para pensar en una autora, la sacerdotisa Enheduanna.

En los estudios de la literatura clásica, las mujeres aparecen como personajes, es decir, como diosas, ninfas, heroínas, pero conocemos muy poco de mujeres que hayan escrito en la antigüedad. Desde jóvenes escuchamos sobre Homero, los viajes de Aquiles y las astucias de Odiseo, también escuchamos de Hesíodo y su Teogonía, y entre uno y otro hombre se asoma Safo, la poeta de la isla de Lesbos.

Perdida en el tiempo, entre los escombros de la historia, se encuentra Enheduanna, princesa del Imperio Acadio, hija de Sargón I de Acad, sacerdotisa del Dios Luna en la ciudad de Ur, Sumeria, en la baja Mesopotamia, hoy Iraq. Pero ella, suma sacerdotisa, es también la primera autora, sus textos literarios en lengua sumeria y escritura cuneiforme son el primer registro de una obra que lleva la firma de su creadora.

Enheduanna vivió 1600 años antes que Homero y conservamos hoy tres poemas en honor a Innana, tres poemas a Nanna y 42 himnos de templos. Enheduanna es la primera autora de la que tenemos conocimiento, una poeta teóloga; a través de ella sabemos de Innana, diosa suprema, y conocemos sus mitos 4300 años después.

Exiliada, sufre la angustia de quien ha perdido la tierra, el suelo, flotando en la desesperación le canta a su diosa, al dios de la luna, les ruega que le abran el camino de regreso; entre sus cantos encontramos estas plegarias: “¡Yo, acostumbrada al triunfo, he sido expulsada de [mi] casa! Como una golondrina, me hizo [Ashimbabbar] volar por la ventana, y mi vida se ha consumido”.

Finalmente, vuelve a casa donde es restituida como alta sacerdotisa y la historia y las luchas políticas entierran su legado. Llega a nosotros en forma de escombros y aún así, aunque haya sobrevivido, aunque exista la huella de su vida y de su arte, sigue en el exilio de la memoria, esperando volver, esperando a ser leída.

La historia de Enheduanna es una de las razones por las que debemos preguntarnos ¿por qué no han existido grandes artistas mujeres? Y con ella responder que siempre han estado y que estamos en deuda con las historias menores, las poco contadas, como esta, la de la primera poeta de todos los tiempos.

La Editorial Círculo Abierto nos trae en julio —por primera vez en español— la historia de Enheduanna contada por el autor brasileño Roger Mello y la ilustradora Mariana Massarani, del mismo país. A través de un grano de arena que llega a estas tierras y a este tiempo tan lejano conocemos la historia de la primera autora; las puertas de la casa se abren para devolverle el lugar merecido a la sacerdotisa.

Dice nuestro grano de arena: “Los ladrillos de la ciudad de Ur hablan hasta por los codos. Hablan más que el viento del desierto. ¿Más que yo? Respiran sombras olvidadas. En verdad, fue una sombra la que trajo a Enheduanna hasta aquí. Aquí, tan lejos de su ciudad. ¿Será que fue solo para que yo pudiera verla?”.

Un grano, minúsculo en escala de tamaño, es testigo de la vida y la obra de Enheduanna, de su destierro y su regreso. El ejercicio de estos autores es insistir en el regreso de la sacerdotisa, ya no a Ur, sino a la historia de la literatura.

Con ello no quiero decir que no se estudie a Enheduanna en algunos grandes programas de literatura, más bien quiero resaltar que la propuesta de un libro álbum que nos cuente la historia a través de la mirada de un grano de arena (que escapa del tiempo, del espacio y de cualquier mano que intente atraparlo) le da un lugar a la sacerdotisa en la cultura popular, en la calle, en la mirada de las niñas y los niños, de los adultos que ignorábamos su existencia.

Es el comienzo de una frase que vuelve a escribir la historia de las mujeres en el arte, que trae a Enheduanna desde Ur hasta Colombia, desde el 4300 a.C al 2021; es recordar e insistir que la memoria abre una y otra vez las posibilidades de la historia.

Enheduanna se lanzará este sábado a las 4:00 p.m. (último día del Festival épico 2021), a través del canal de YouTube de la Fundación Círculo Abierto.

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