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 Cuando aún no despuntaba como uno de los genios del arte, Fernando Botero llegó a pintar desnudos 'horribles', según su maestro de la época. Una exposición reúne obras inéditas del pintor y escultor colombiano de 86 años en su difícil recorrido hacia la consagración.

‘El Joven Maestro Botero, Obra Temprana (1948-1963)’ devela precisamente el camino que recorrió el artista antioqueño desde la adolescencia.

'El Botero que estamos revisando en esta exposición hace un retrato de un artista de vanguardia, con una personalidad que quiere manifestarse a partir de la novedad y que estaba en proceso de convertirse en el máximo artista de todos los tiempos en Colombia', dijo el curador Christian Padilla.

La muestra, que se expondrá a partir de este fin de semana en el Museo Nacional de Colombia, en Bogotá, recopila dibujos y pinturas de Botero desde los 16 años, y conmemora los 70 años de su producción artística. 

Padilla eligió tres momentos clave que abarcan el periodo de creación del pintor colombiano entre 1948 y 1963.

El primero, titulado Giotto es mucho mejor que Playboy, y hace referencia a la época en que el pintor, muy joven, emulaba desnudos y recibió una dura crítica de su maestro Rafael Sáenz.

'Esto es horrible', le dijo Sáenz, antes de presentarle un desnudo de Giotto.  

'En ese momento entendí que Giotto es mucho mejor que Playboy', asegura Padilla que le contó Botero.

Apenas sobreviviendo

 El segundo estadio se denomina Solamente Hércules o Sansón podrían alzar la mandolina, frase con la que el artista recordó su encuentro con el volumen.

Al 'pintar de manera muy reducida el orificio de la caja de resonancia de ese instrumento musical', Botero hizo que la forma 'pareciera crecer de manera inesperada', señaló el museo en un comunicado.

El tercer momento, Botero no triunfó en Nueva York, se refiere a una anécdota que le ocurrió al pintor cuando a sus 32 años exponía sin éxito en esa ciudad, en medio de dificultades económicas.

'En ese entonces un periódico hizo una nota de prensa titulada 'Botero triunfa en Nueva York'. Cuando él se enteró, unos días después, pidió la rectificación y les dijo: 'No, por favor hagan un titular que diga Botero no triunfó en Nueva York, porque todavía no me estoy volviendo rico, apenas estoy sobreviviendo', cuenta Padilla. 

En 2012, el presidente Juan Manuel Santos declaró bienes de interés cultural las obras donadas por el artista a museos de Bogotá y Medellín, su ciudad natal.

'El maestro Botero ha sido muy generoso con esta institución, en cinco oportunidades ha donado obras y ya completamos más o menos 84 obras de su autoría en las colecciones', afirmó a los medios de comunicación el director del Museo Nacional, Daniel Castro.

‘El Joven Maestro Botero, obra Temprana (1948-1963)’ estará abierta al público hasta el 28 de octubre en el Museo Nacional.

Como lo afirman sus directivas, la iniciativa se realiza en el marco del programa Homenajes Nacionales, que se inició en el Museo Nacional de Colombia en 1997 y que tiene como objetivo poner una lupa sobre un momento de la producción creativa de un artista. Así, en esta oportunidad, la muestra presenta el origen del estilo 'boteriano' y la forma en que este se consolidó para convertirse en una firma reconocible en todo el mundo.

'Un total de 54 obras entre pinturas, dibujos e ilustraciones provenientes de colecciones públicas y privadas completan este conjunto que sorprenderá a más de uno por su variedad, sus contrastes y su creatividad', dice un comunicado del Museo en su página web.

‘La camera degli sposi’

 Como ya se ha mencionado, 'muchos coleccionistas privados' del país hicieron posible esta exposición, que permitirá apreciar obras muy importantes y hasta ahora no exhibidas públicamente. 

Sin embargo, 'el préstamo del Hirshhorn Museum de Washington con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos en Colombia constituye un gran privilegio y oportunidad para ver por primera vez en Colombia La camera degli sposi (Homenaje a Mantegna) II'. 

Esta obra maestra inspirada en la pintura de Andrea Mantegna para el Palacio Ducal de Mantua —destaca el Museo— es la segunda versión pintada en 1961 por Botero de la obra del mismo nombre, que causó una gran polémica entre los críticos de arte y terminó siendo la gran ganadora del Salón Nacional de Artistas en 1958. Hoy se desconoce el paradero de esa primera versión cuyas grandes proporciones eran inusuales para la producción del artista en ese momento, por lo cual la oportunidad de tener a la vista esta segunda versión comprada por el coleccionista norteamericano Joseph H. Hirshhorn en el estudio del artista en Nueva York constituye el gran hito de esta muestra.

También, la exposición recuerda cómo una pequeña figura de cerámica de Ráquira (Boyacá) que vio en el estudio del pintor Ignacio Gómez Jaramillo le ayudó a reafirmar todos esos hallazgos plásticos.