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En Colombia, donde la tasa de desocupación juvenil alcanzó el 17,1% en el primer trimestre de 2025 (DANE), la Fundación Promigas está contribuyendo a cerrar esta brecha con su programa Más Empleo Juvenil, que ya ha beneficiado a 8.400 jóvenes en todo el país. Esta estrategia integral conecta formación de calidad con empleos formales en sectores de alta demanda y acompaña a cada participante en su tránsito y permanencia en el mundo laboral, generando un impacto que transforma vidas y comunidades.

Daniela Torregroza es una de esas historias que inspiran. Nacida en Repelón, Atlántico, esta joven de 27 años y madre de dos niñas soñaba con ser chef desde pequeña. Gracias a Cocina para Todos Atlántico, una iniciativa de Más Empleo Juvenil, Daniela se formó como auxiliar en cocina en el Instituto Gato Dumas, y hoy trabaja junto a la reconocida chef Marta Daza en Ambigú.

“Este programa cambia vidas. Me dio las herramientas para trabajar, pero también la fuerza para demostrarme que sí podía salir adelante, a dejar la timidez y a tocar puertas con mi talento. Ahora sostengo a mi familia con lo que amo hacer: cocinar. Y mis hijas saben que su mamá no se rinde y que ahora trabaja con una de las mejores chefs de esta ciudad”, afirma Daniela.

Una hoja de ruta hacia la empleabilidad

Más Empleo Juvenil no es un programa tradicional de formación: es una apuesta integral por impulsar la empleabilidad. Su modelo parte de un conocimiento profundo del territorio y de las oportunidades reales en sectores de alta demanda como el energético (gas y electricidad), gastronomía, BPO bilingüe, TIC y servicios administrativos, para diseñar rutas que conectan el talento joven con el mercado laboral.

A la fecha, el 46 % de sus 6.900 graduados ya están vinculados laboralmente, con ingresos en promedio 32 % superiores al salario mínimo. Jóvenes que antes enfrentaban la incertidumbre del desempleo hoy aportan a sus hogares, asumen nuevos roles en sus comunidades y lo hacen guiados por los valores que definen a Promigas: excelencia, solidaridad e integridad.

El valor diferencial del programa radica en que no se limita a capacitar; va más allá al enfocarse en la transición efectiva y la permanencia de los jóvenes en entornos laborales formales y dignos. Mediante una formación técnica de calidad, el fortalecimiento de habilidades socioemocionales y un acompañamiento cercano durante su inserción laboral, el programa garantiza que los participantes no solo encuentren empleo, sino que también logren mantenerse y proyectarse en el mundo laboral.

Daniela cuenta que “aprendí a presentarme en una entrevista, a hablar de mí misma con confianza y a entender lo que se busca en el mundo de la cocina. Eso marcó la diferencia y di mis primeros pasos. Hice mis prácticas en un grandioso restaurante, como lo es AZUL, y siempre estaban muy pendientes de mí, de cómo me había ido”.

Su experiencia es reflejo del propósito de Más Empleo Juvenil, como lo destaca la directora ejecutiva de la Fundación Promigas, Marcela Dávila: “En cada rincón del país hay jóvenes que sueñan con una oportunidad. Con Más Empleo Juvenil estamos conectando ese talento con las necesidades del mercado laboral. Esta es nuestra forma de dejar una Huella Social: una energía que se transforma en desarrollo sostenible para las comunidades de los 11 departamentos donde estamos presentes”.

Como muestra de su impacto, el programa recibió el Premio Andesco a la Sostenibilidad 2025, Reconocimiento a Mejores Prácticas de Pacto Global (2023) y el Premio Emprender Paz (2023), que lo destacan como un modelo de transformación social con impacto en territorios históricamente excluidos.

Con cada historia como la de Daniela, la Fundación Promigas reafirma su compromiso con la empleabilidad juvenil como motor de progreso y desarrollo sostenible para Colombia.