Internamente, Colombia enfrenta déficits fiscales elevados, deuda pública creciente, un crecimiento económico moderado y desafíos sociales enormes. En este contexto, la LCF es una pieza fundamental de nuestra arquitectura de estabilidad macroeconómica. Por todo esto, preservar la LCF no es una cuestión técnica o burocrática, es un asunto de Estado.
En los últimos 2 años el aporte de Ecopetrol al Estado colombiano cayó $35 billones, equivalente a dos reformas tributarias. ¿Quién debe responder a la empresa, a sus miles de accionistas minoritarios y al Estado por tan colosales deterioros?
Esa línea de vecindad es también cordón de narcotráfico y grupos ilegales; la Colombia profunda a donde no llega el Estado, pero sí el narcoterrorismo que lo suplanta, en medio de una Paz total que agoniza por falta de voluntad de los bandidos y por las decisiones del Gobierno.
Por su enorme trascendencia política, religiosa y su liderazgo, la humanidad requiere un papa que siga dinamizando la iglesia, comprometiéndola en el abordaje y superación de las problemáticas que afligen hoy a la sociedad.