Aunque la pandemia que aún está presente, nos obligaría al consumo de las cenas navideñas a nivel intradomiciliario, pero la gente va a querer celebrar y se dejará llevar por la alegría desmedida del momento, saldrá más y comerá en sitios sin tanto control, habrá consumo de alimentos fuera del hogar, se incrementará la demanda de alimentos preparados, proliferarán sitios inadecuados de producción y consumo que no reunirán las condiciones sanitarias requeridas, en donde algunas de las personas empleadas para esta labor no cuenten con la preparación apropiada, no tengan adecuados hábitos de higiene personal y deficientes prácticas en la manipulación de alimentos; por ello la intoxicación con alimentos contaminados con bacterias sería una de las causas más frecuente, que pueden ser por la manipulación, en el proceso de preparación por una cocción insuficiente o un recalentamiento inadecuado; en el proceso de conservación, almacenamiento, refrigeración o congelación inapropiados, y por consumirlos en forma cruda.
Los efectos de la intoxicación por esa contaminación bacteriana pueden darse en dos formas: por toxinas elaboradas por el microorganismo en el alimento antes de ser consumido o por las toxinas elaboradas en el tracto intestinal por la multiplicación de las bacterias después de ingerirlo. Como regla general, ambas formas afectan a más de un individuo en una familia y con frecuencia se compromete un número variable de pacientes. Algunas presentan malestar pocos minutos después de comer, pero otras lo experimentan hasta 36 horas más tarde.
Los síntomas por lo general consisten en náuseas, vómitos y diarrea y a veces dolor abdominal y fiebre; de igual manera, el tratamiento es el mismo: Líquidos por vía oral a base de sueros para hidratar, si no hay tolerancia a la vía oral, se le aplicaran por vía parenteral, ocasionalmente se usan antieméticos (para el vómito) y analgésicos. Sin embargo, en algunos casos son necesarios otros procedimientos para tratar algunas complicaciones.
Debemos sospecharlas cuando los síntomas aparecen en dos o más personas que han consumido los mismos productos, cuyo comienzo suele ser cercano en el tiempo.
Sería recomendable la educación y entrenamiento formal al personal que prepara, distribuye y sirve alimentos para el consumo público especialmente sobre el manejo y la conservación sanitaria, fomentar el lavado regular de las manos, lavar los alimentos crudos antes de consumirlos y vigilar la fecha de vencimiento sobre todo en los enlatados. Todo lo anterior con el fin de prevenir que este tipo de intoxicación además de dañar la fiesta pueda hacer que algunas personas acaben en el hospital.
Agustín Guerrero Salcedo