No es carreta, no es ‘paco’, no es cuento. Jugar en Barranquilla después de un partido en la altura de Bogotá amerita mayor tiempo de recuperación que lo normal. Lo dicen los preparadores físicos basados en estudios científicos.

Fue evidente que a Junior le afectó contra Nacional el juego que sostuvo tres días antes frente a Millonarios en los 2.600 metros de altitud de la capital. Hasta el propio Álex Mejía, volante de los verdolagas, que sí tuvieron cuatro fechas de descanso después de eliminar en su casa (sin viajes) a Águilas, lo señaló sin que le preguntaran: “Junior se vio desgastado. Viniendo de Bogotá a Barranquilla es complicado”.

Jugadores como Narváez y Sánchez, que habitualmente presionan con agresividad y luchan con energía, parecían con grilletes en los pies. En general todo el Junior se veía lento, pesado, amodorrado. Ese cansancio, que limitó el funcionamiento colectivo, era notable e innegable. Ahí le doy toda la razón a Alexis Mendoza que expuso esa situación para explicar el trámite del juego desfavorable a sus dirigidos.

Lo que no creo es que esa haya sido la única razón del empate 1-1, que fue el menor de los males. Pudo ser peor si Nacional aprovecha las ventajas con mayor contundencia y si Sebastián Viera no intercede con sus grandes atajadas. En medio de las circunstancias es hasta bueno el resultado.

La igualdad también es producto de un rival de peso y con amplia nómina, del bajísimo nivel de los dos delanteros rojiblancos y la falta de recambio. Ahora mismo, Toloza y Ovelar son tuertos en tierra de ciegos. El ataque es estéril y no hay otras opciones que sean garantía de éxito.

Toloza jugó solo cinco minutos en Bogotá y no tenía por qué estar cansado. A él no le cabe esa justificación. Pese a que estaba ante un adversario contra el que suele hacer buenos partidos, se vio mal como en la mayor parte de la temporada, en la que solo suma dos tantos.

También estuvo opaco Ovelar, lejos del brillo del año pasado. Hubiera sido bueno y coherente meter desde antes a Jarlan Barrera, que no actuó ante Millos. Estaba fresco.

Hay otra cosa en la que Alexis tiene razón: “Junior es muy noble”. A Vladimir le pegan como a violín prestado en todos lados, mientras ‘Manga’ Escobar y Andrés Ibargüen, habilidosos de Millonarios y Nacional, terminaron sus partidos ante Junior sin recibir ni una ‘caricia’. De vez en cuando hay que hacerse sentir.

¿Podrá avanzar en Medellín? Difícil. Pero, pese a todo, no lo veo imposible.