Argumentando que el Parlamento Andino es una institución “inútil y costosa” y como una manera de expresar su rechazo ante esa entidad, rueda por internet un video donde periodistas de la talla de Felipe Zuleta, Claudia Morales y María Jimena Duzán anuncian su voto en blanco.

Luego de escucharlos quedé con la errónea idea de que, entre tantos tarjetones que nos entregarán este domingo, en uno de ellos votaríamos a favor o en contra de este polémico organismo como si se tratara de un plebiscito. Por eso me puse en la tarea de escarbar, tanto en internet como en sus propias oficinas, qué tanto valía la pena apoyar a mis colegas o hacerme a mi propia idea sobre este tema.

Conformado por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, el Parlamento Andino es un órgano deliberante y de control que representa a más de 120 millones de habitantes de la Comunidad Andina, luego de ser creado en octubre de 1979 bajo la idea inicial de fortalecer las economías -a través del libre comercio, la eliminación de aranceles y la unión aduanera- del llamado Pacto Andino.

Colombia seguirá haciendo parte del Parlamento Andino hasta que el gobierno decida lo contrario, a pesar de ser uno de los países que se opone a darle importancia, metiendo en su lugar todos los cartuchos por la Alianza del Pacifico, también una iniciativa de integración meramente comercial, pero ahora entre Chile, Perú, Colombia y México, es decir, lo mismo en lo que antes fracasó, pero con nuevos mejores amigos.

El Parlamento lo constituyen cinco miembros por cada país, los cuales antes eran designados como si fueran embajadores. A partir de 2010, Colombia democratizó esta escogencia y, al igual que al congreso de la República, ahora podemos votar por quienes aspiran a él. Llama poderosamente la atención que todos los candidatos hacen parte de las listas de los partidos de izquierda. En cambio, no hay aspirantes en representación de los partidos Conservador, Cambio Radical ni UCD. ¿Acaso pretenden volver a viejos tiempos cuando se designaban a dedo?

Vale decir que, sobre la base de la importancia de sus pueblos indígenas y afro, en los últimos años este organismo, más que en la cuestión comercial, se ha enfocado en la integración cultural y social, razón por la cual –al menos en mi caso- cobra total interés. En tal sentido, hay una candidata que me gusta, a quien respetuosamente promociono. Se llama Leonor Zalabata, una líder arhuaca heredera de una visión respetuosa de la igualdad, el medio ambiente, los valores humanos y el territorio de la Sierra Nevada, quien hace dos años fue honrada por el gobierno sueco con el Premio Anna Lindh por la defensa de los Derechos Humanos.

En el Senado de la República, en tanto, en lugar de tanto bandido y tanto ‘paraco’, me gustaría ver a gente decente como Ángela Ospina, Elizabeth Castillo y –No. 77 del Partido Verde-, Wilder Navarro y; para evitar luego quejas por corruptela e intolerancia, si estuviera en el Cesar, votaría a la Cámara por Chichi Quintero. Como lo hago en Bogotá, me untaré el dedo por Angélica Lozano.

@sanchezbaute