Como defensores, nuestro compromiso es luchar por un sistema de justicia que respete y garantice los derechos de todas las partes involucradas. Las garantías procesales no son meros formalismos, son principios esenciales que aseguran la equidad y la justicia. Cualquier medida que las debilite representa un retroceso que no podemos permitir.
Las promesas de campaña han quedado atrás, y es hora de ejecutar, de rendir cuentas y demostrar un compromiso real con la equidad y la igualdad. Que fácil es sentarnos a criticar, pero cuando se tiene la posibilidad de actuar nos damos cuenta que la realidad es compleja.
La defensa tiene razón al establecer que solo el Congreso puede investigar al Presidente, y es crucial que esto se haga para garantizar un proceso justo y equitativo, puesto que se trata de su juez natural. Sin embargo, no podemos perder de vista que la Comisión Nacional Electoral tiene la capacidad de investigar la campaña política por presuntamente exceder los topes, pero jamás puede investigar al presidente como tal.
La anulación de la condena a Weinstein nos recuerda que el camino hacia la justicia es complejo y lleno de obstáculos. Sin embargo, también nos brinda la oportunidad de reflexionar y aprender de estos errores. A veces como defensores, nos vemos enfrentados a violaciones de garantías procesales y no somos escuchados precisamente por lo mediáticos que son algunos casos.