
¡Falcao, émulo de Marcos Mejía…!
Vemos en un despacho de una agencia internacional de noticias que el equipo inglés Chelsea había ofrecido 60 millones de libras esterlinas (algo así como 71 millones de euros) por el jugador de nuestro país Falcao García. Y como espectador desde muchacho del Estadio Moderno del barrio Montes, ante aquella jornada de formidables jugadores, en una ciudad que aún estaba un poco lejos de los cien mil habitantes –fenómeno, maestro, que no sabemos a qué atribuir– no hemos podido substraernos al vicio de las comparaciones entre aquellos adalides de los años 20 y 30, frente a los astros de hoy.
Y encontramos mentalmente que esta forma alegre y decidida de jugar que tiene Falcao, quien busca el gol de principio a fin en cada partido al que lo convoquen, tuvo su similitud 80 años atrás en la figura briosa y echada pa’ lante, como era su característica, en aquel inside derecho, como así se denominaba entonces su posición, de Marcos Mejía, jugador que vino por aquellas calendas en unión de Roberto Meléndez, del club de segunda categoría que había fundado su señora madre Micaela de Mejía.
No son muchos, sino muy pocos ya, los que pueden contar como jugaba Marcos Mejía. Jugador rápido y dribleador habilísimo (aún siendo muy joven, había creado un tipo de dribling que los aficionados se dieron en llamar “la bicicleta”, por la forma para engañar al marcador, dejándolo regado y siguiendo con el balón en sus pies, para formar una combinación con Julio Torres, el centro delantero que luego pasó a las filas del club Juventud.
Teóricamente, aquel Marcos Mejía valía un Potosí, pero en abstracto, porque ni nadie venía del exterior para verlo, como ahora, ni su equipo podía pensar en negociarlo con nadie, que ese tráfico de jugadores no existía por aquel entonces. Los jugadores más sobresalientes de aquel fútbol incomparable, que supo derrotar a todos los equipos del Caribe que llegaron a nuestras playas, como también a una parte de Suramérica, sólo eran recompensados con un puesto de ‘corbatudo’ (es decir, que devengaba sin trabajar) en la administración pública. Pero todos eran eso: amateurs de cuerpo entero.
Marcos Mejía (perteneciente a una dinastía futbolera de grandes proporciones, con Víctor, el mayor, otro mas que no hemos podido recordar, Marcos y el menor de todos, Vigorón Mejía) fue un jugadorazo en todo el sentido de la palabra. Tuvo la desgracia de nacer en una época en la que nadie ofrecía nada por ellos, por la sencilla razón de no saber de sus existencias. Y “como soñar no cuesta nada”, cerremos este sueño que hemos tenido con un jugador que a juicio nuestro, que a nadie pedimos que lo comparta, más completo que Falcao García. ¡y ‘tapón’, por si acaso…!
Más Columnas de Opinión

¿Por qué en Junior no?
Es la pregunta que, antes, y ahora en el desarrollo de los cuadrangulares con mucha frecuencia, me plantean unos amigos hinchas del Junior, con relación a los futbolistas que han pertenecido al equipo, que no entregaron un buen desempeño, pero l

Indio comido, petimetre
¿De dónde surge “indio comido, indio ido”? MBHD, Houston
Desde el arribo de los españoles, los aborígenes americanos fueron considerados esclavos por naturaleza, brutos y de baja condición; incluso, hubo quienes pusieron en duda

Generadores hidráulicos NO están “botando agua”
En los últimos días he escuchado esta frase: “las hidroeléctricas están botando agua”. Y nada está más alejado de la realidad de estas centrales de generación. Las hidroeléctricas no están botando agua ni especulando con el uso del ag

Un Food hub para el Atlántico
El pasado miércoles, fui invitado por la Cámara de Comercio de Barranquilla (CCB), a exponer, con un grupo de panelistas nacionales e internacionales, modelos eficientes de producción con valor agregado y comercialización de alimentos.