Qué razones podríamos tener para creer que Junior presentaría algo novedoso en su patrón de juego, si apenas hace un poco más de un mes jugó su último partido, si el cuerpo técnico es el mismo y prácticamente conservó el 80% de la nómina del torneo anterior. En su debut en la Liga, ante el Huila el pasado sábado, dejó aromas que el olfato del hincha reconoce.

Y es lógico, porque normalmente no se producen grandes transformaciones en el funcionamiento de un equipo que incorpora, como Junior en este primer partido, solo tres nuevos jugadores en la titular. Dos zagueros (Balanta y Arias) y un volante de equilibrio (Sánchez), que más allá de sus peculiaridades que podrían variar muy sutilmente la solución de algunas acciones, en general aún no tienen la influencia para modificar de manera representativa el estilo de Junior.

Por lo tanto, lo que desplegó el equipo en este estreno tuvo los rasgos más destacados de la versión 2015. Los buenos y los malos. Los que le sirvieron para coronarse campeón de la Copa y subcampeón de la Liga, y los que le generaron cierto recelo a sus fanáticos para no acompañarlo totalmente.

Trazos por los que se ganó el reconocimiento y también los que reforzaron el prejuicio. Argumentos que tienen que ver con el buen juego, pero también con la irregularidad. Trazos muy fuertes que, con mucha frecuencia, ayudaron a jugar bien y sumar puntos, y trazos más débiles que otras veces no permitieron la continuidad en su ritmo.

El primer tiempo dejó ver muchos de los mejores: salida ordenada con los centrales y Celis. Distribución clara y acertada de Sánchez. Acompañamiento útil de los laterales. Toque, elaboración con clase, desequilibrio y profundidad.

Es decir, la búsqueda del resultado a través del trato fino del balón, con armonía y juego asociado. La esencia de la idea del año pasado. Gobierno absoluto del trámite y apenas un gol de Vladimir que no le dio justa representación numérica a su superioridad.

En el segundo tiempo la imagen fue más borrosa. Dividió el protagonismo. Durante 15 minutos Huila lo sometió. Perdió el control del balón y entonces quedó a expensas de la aventura individual, provocando desgaste en algunos que disminuyeron su nivel.

Al no sostener la pelota por más tiempo, se incrementó el trabajo de Celis y Sánchez, y obligó a replegarse al resto. Sin la frescura y fluidez del primer tramo, pero fue capaz de encontrar algunos espacios para el contraataque y la peligrosidad en dos o tres avances. Primeros tres puntos. Fidelidad a la idea. Los nuevos cumplieron. El reto, superar la irregularidad en el juego.