Era el día del contador y Enrique Cáceres, paraguayo nacido en Argentina, celebraba el día de su profesión. Él, también es contador. En algunos países europeos, las directivas de los clubes más importantes solían, hace unos años, invitar a los árbitros internacionales a grandes comilonas, en las que incluso había un “final feliz” y, además, se llevaban estupendos regalos.

La directiva del Junior está fuera de sospecha en cuanto a un acuerdo de este tipo con el señor Cáceres, después de lo de anoche, y especialmente a organizar algo parecido al estilo de los europeos.

No consta en ningún lado, que Arturo Char, o algún directivo juniorista, invitara al árbitro a las delicias que prepara el chef del mejor restaurante japonés que hay en Barranquilla, Javi García, ni tampoco dónde Don Eloy, el hombre fuerte de La Vecchia Signora. Nada de eso. Él, Enrique Cáceres, a los 10 minutos demostró qué equipos son los pesados en la Libertadores.

No merecía la roja Germán Gutiérrez. No merecía Junior quedarse con 10 hombres a los 10 minutos de comenzado un partido. Tampoco que Junior jugara a contra corriente durante 80 minutos. Barranquilla tiene que aprender mucho. Y Junior más.

Y Enrique Cáceres, el árbitro, no era un mirlo blanco. En su carrera, considerada como uno de las mejores de Latinoamérica, Cáceres había tenido muchos errores y contaba con un currículo lleno de polémicas. El vestuario de Junior tenía que saber quién era Cáceres.

Nunca he querido exculpar los fallos de un equipo en los errores arbitrajes. Pero en esta ocasión, Enrique Cáceres decidió el partido a los diez minutos de juego cuando expulsó de forma injustificada a un jugador de Junior.

En la historia del fútbol europeo, jamás había visto una expulsión a los 10 minutos de juego. Me hubiera gustado juzgar la táctica de Alexis Mendoza ante un partido importante, pero prefiero no hacerlo. Jugó con 10 hombres 80 minutos. Qué pena. Y ante una situación similar no hay respuesta.

Todos los planes se han ido al garete. El Junior hizo lo que pudo. No se arrugó. Buscó equilibrar la doble ventaja brasileña, que a los 19 minutos ya tenía un 0-1 en su cuenta. No me sirve que sea el día de los contadores. Enrique Cáceres jugó con ventaja. No fue justo en esa jugada que determinó el partido. Resultó ser el vengador paraguayo.