Muy en mora estábamos con las legiones de aficionados, para quienes el boxeo es el tema deportivo de mayor arraigo. Nos consta en ocasiones en las que hemos tenido que intervenir personalmente, que son las emociones más encendidas que tienen los aficionados costeños. Realmente hay que darles las gracias a quienes tienen por escapulario deportivo el arte de la defensa personal, que tantos devotos tiene en el tema de la predilección deportiva.

Ya entrando en las contiendas boxísticas y particularmente por el nocaut -culminación máxima del boxeo- pocas emociones llegan a la mente de los aficionados boxísticos, por ese agrado que tiene el hombre por vencimiento de contendores que no los determinan jueces de ninguna clase, sino el puño poderoso y altanero de los vencedores.

Nocauts han dado muchos púgiles para reafirmar su gran potencialidad en los cinco nudos de su mano favorita. En Colombia también hemos tenido pegadores ‘de alto turmequé’, así estén hoy totalmente olvidados. Como aquel peso mosca, zurdo valiente, que con 112 libras de peso pegaba con tal dureza como si fuera un peso pluma que pegara.

En el orden internacional hubo pegadores tan brutales como el gran Jack Dempsey, púgil que conquistó alrededor de 60 nocauts y dentro de éstos estaban 28 nocauts en el primer asalto. Algo más, Dempsey impuso el récord de 14 segundos en el primer asalto. Como apreciarán los lectores, solo apreciarán aquellos espectadores de acción tan fulminante que entre los 14 segundos de duración del combate, solo se disponía de 4 segundos para pegar y tirar, porque los 10 segundos restantes son parte del propio nocaut.

Podríamos fatigar la mente de nuestros lectores, citando pelea por pelea en la que no han pasado del primer asalto numerosos noqueados. Como el boxeo tiene numerosas escenas en tal sentido, ¡Ah, fastidio el que se llevarían los amantes del nocaut! Comenzando por uno que se llevó el primer caso allá por el lejano 1825.

De pronto por arte de birlibirlo que del primer nocaut que se reconoce como propio y legítimo, que pudo haber sido presenciando por el libertador Simón Bolívar, que andaba por Londres en gestiones de armas para la independencia. Pero no nos remontemos en la historia en procura de detalles estadísticos. Hagamos un salto en la historia para señalar cómo fue de emotivo el triunfo de Rocky Marciano ascendido al retador de peso completo.

Marciano comenzó a llevarse más que pronto toda una paliza a manos de Joe Walcott, un púgil veterano pero que conservaba su pegada en todos sus combates, menos el último cuando le montaron la revancha con Marciano. En la pelea inicial donde, repetimos, Marciano estaba fuertemente castigado, vino un cambio de golpes con Walcott dominando totalmente la escena, cuando Marciano desembarcó un recto de derecha al ‘plexus solar’ o en lenguaje ‘barriobajero’ es el golpe que le estalla a la víctima en la boca del estomago. Walcott primero se revolcaba en la lona con aquel mazazo y luego quedo exánime.

Los negociantes del boxeo gestionaron la revancha de algunos casos y Walcott astutamente lo consintió, pues solo aquella revancha duró menos de dos minutos. Walcott había probado el grado de anestesia de aquel golpe salvaje y en cuanto sonó la campana del primer asalto ya Walcott estaba temeroso de una repetición de aquel golpazo y con el primer golpe que se parecía al original, quedó tendido en la lona, sospechosamente sin haber sido lastimado, pero cobrando la parte económica que le tocaba. Y no más relato.